Ha vuelto el caos a la política nacional y no es para menos. Los frentes que se le abren al presidente Arévalo son muy variados, desde los que exigen que se deshagan nombramientos que, para quienes conocemos del tema, son negociaciones políticas que tienen como fin estabilizar al nuevo gobierno y encontrar puntos comunes con los anteriores aliados del gobierno. Es la única salida para viabilizar los cambios que pretenden limpiar de corrupción a todas las instituciones.

Es comprensible que los grupos menos democráticos se sientan traicionados por ciertas acciones que les resultan incomprensibles, sin embargo, sus arrebatos solo sirven para darle alas a los rancios golpistas que aprovechan cualquier comentario para desprestigiar a las nuevas autoridades. No se trata de evitar las críticas, pero dicen que, “la paciencia es la madre de las virtudes”, un rasgo que es poco común entre los guatemaltecos.

Sandra Jovel. 📷 Carlos Sebastián

En tanto, los extremistas de la derecha golpista siguen creyendo que Donald Trump ganará las elecciones en Estados Unidos y les ayudará a sacar a Semilla del Gobierno. Sus ideas trogloditas pueden ser graciosas, pero no por eso dejan de ser peligrosas. Basta con ver las reacciones a la fotografía de Sandra Jovel saliendo de la casa -regalada por un constructor al expresidente Giammattei- para saber que fraguan algo muy grueso. Recordemos que la susodicha diputada intentó sin éxito dirigir el Congreso; un revés para Miguelito y sus secuaces. Imagino los contubernios que se traen entre manos.

Por su parte, la Corte de Constitucionalidad sigue queriendo gobernar con base en resoluciones que permiten a los corruptos continuar en sus puestos, tal el caso del destituido presidente de la junta directiva del Banco de los Trabajadores, nombrado a dedo y que ahora no se quiere ir, pese a que sus antecesores fueron destituidos de la misma manera.

Los desesperados votantes de Semilla no comprenden que existen impedimentos legales para destituir funcionarios. Como ejemplo, el Ministerio de Relaciones Exteriores en donde fueron nombrados personajes afines a Miguelito o parientes de los magistrados de todas las Cortes. Hacer estas destituciones es fácil, pero le puede traer más dolores de cabeza al gobierno por las demandas laborales y por las consecuencias políticas, pero poco sabe el pueblo sobre lo difícil que es hacerlo a rajatablas.

El fiambre de atrocidades pasa por otorgar medidas de arraigo y congelamiento de cuentas a unos estudiantes cuyo único delito fue solidarizarse con quienes valientemente tomaron la Universidad de San Carlos, luego del descarado fraude en las elecciones de rector. El juez Víctor Cruz, junto con Bremer y Orellana han quedado para la historia como los parias que deberán de afrontar las consecuencias de su ignominia. Se acerca la convocatoria para las comisiones de postulación que elegirán nuevos magistrados para la CSJ y sabemos que pasará lo mismo que con la elección de gobernadores. Urge que Arévalo actúe de manera contundente antes que su gobierno pierda credibilidad y apoyo popular.

Jimi Rodolfo Bremer Ramírez trabaja en el juzgado décimo pluripersonal de primera instancia penal, narcoactividad y delitos contra el ambiente de Guatemala.

Hablar de cambios no es fácil. Los grupos de abogados liderados por “el rey del tenis” y otros grupos de poder como el mismo CACIF, están armando sus planillas para quedarse con los puestos de los comisionados, para ser quienes elijan ternas y planillas de magistrados. Los contubernios y las traiciones son el pan diario. Las organizaciones civiles no son más que grupos clientelares que se venden al mejor postor. Es momento de convocar a una Consulta Popular que eche por tierra las intenciones de los grupos de vándalos que quieren seguir gobernando a punta de chequeras y pistolas.

La época del delicioso fiambre aún no ha llegado. Faltan varios meses para degustar del tradicional platillo. Posiblemente, los cambios que deseamos y esperamos con ansias no llegarán para abril o para mayo, como dice una canción. Más bien, llegarán para el día de los difuntos, cuando podríamos enterrar a varios “zombis” que se resisten a vivir fuera del sistema corrupto que nos domina.