La melcocha que tienen los presidenciables para bajarse a la competencia es solo ruido de fondo para meternos gol en las papeletas verde y celeste. Los candidatos al Congreso estuvieron agazapados, hasta que esta semana comenzaron a tapizar los arriates de fotos mutadas a puro Photoshop.

¡Sorpresa! Exclamé, cuando vi las mismas caras y nombres que vienen apareciendo desde hace décadas, solo que en diferentes partidos. Por ejemplo, en el partido Todos, además del recurrente Felipago, aparece un exdiputado sapurruco que pasó por varios gobiernos, por el Parlacén y, aparte de enriquecerse y pasearse por reuniones diplomáticas, jamás hizo nada. Hay otro repitente de la UNE que estuvo en Todos. Fue sentenciado después de perder el antejuicio y ahora vuelve a la carga con la vieja política a su lado.

En el partido Podemos reciclaron a varios ex Gana, PP, MR, FCN-Nación y podríamos continuar con la lista de los partidos en donde han militado. Son aquellos que Miguelito desechó y fueron a parar de arrimados en ese partido que se quedó sin presidenciable. Está también un viejo conocido como “The Fish”, que quiere refugiarse en el Congreso. Es contratista del Estado por medio de una empresa que le manejan sus testaferros. Tiene relación con gente de Sinibaldi y, aunque sus posibilidades son escasas, más de alguno le da su voto solo por la casaca que les mete Boberto.

El partido Bien utilizó la estrategia de poner a un presidenciable engañabobos. Los diputados por ese partido son lacras deleznables, sobre todo uno que fue asesor del Maga y se hizo millonario con la compra de granos básicos. En el ejecutivo conocen bien la historia porque hasta lo querían premiar por el apoyo brindado a los alcaldes con aquellos vales de Q200, los cuales utilizaron para comprar votos para Vamos y otros partidos corruptos. La estrategia de poner al acumulador de diplomas como candidato, aunque no sepa nada de Administración Pública ni conozca el país, resulta muy atractivo para el votante inexperto.

Lamento mucho que varios conocidos aparezcan en partidos dirigidos por gente corrupta. Es fácil dejarse engañar por pseudo líderes con la esperanza, muchas veces genuina, de hacer algo por el país. Yo misma tuve una mala experiencia por una decisión tomada a la carrera.

Sería largo enumerar la cantidad de reciclados y gente de la peor calaña que se están postulando, por tanto, mi recomendación es votar por caras nuevas. Personas que participan por primera vez o que no se vendieron. En ese sentido, el candidato oficialista nos la puso fácil cuando confesó que todos los partidos de derecha, con excepción del partido Viva, siguen votando junto al oficialismo; y, aunque a muchos les pese, dentro de esos diputados que se desmarcaron están los ex UNE que ahora van con el partido VOS.

Es decir que, nuestro manual para elegir diputados se reduce a Semilla, Winaq, MLP, VOS y posiblemente Viva, aunque se pudieran colar algunos indeseables. El resto de los diputados no solo se plegaron a las órdenes del aprendiz de dictador y su consorte sino que, llevan consigo a un ramillete de narcos, exfuncionarios corruptos, contratistas solapados, parientes de jueces, de magistrados o simplemente peones dispuestos a bailar al son que les toquen.

Si caemos en el error de elegir a los mismos traidores, lo pagaremos más caro que los 30 mil millones que se robaron durante la pandemia. No piense ni por un minuto votar por esos partidos nuevos con nombre republicano. Dentro de esos grupúsculos hay más podredumbre que en el basurero Arzú de la zona 3. Ni hablar de los listados nacionales de PAN, Creo, Valor, Unionistas, Cabal, Humanista, Elefante, Azul, Mi Familia y mucho menos el partidito Cambio de Baldizón, cuyo nombre no puede ser más inadecuado.

Sé que es mucho pedir para el ciudadano que se levanta de madrugada, se sube a un bus atestado de gente, llega a su trabajo y regresa cansado por las noches. Son pocos los que tenemos el tiempo de investigar, escudriñar y decidir de manera informada, sin embargo, es un esfuerzo que puede mejorar nuestra vida y la de nuestros descendientes. Por último, como si fuera necesario repetirlo, les suplico que no voten por Vamos. Esa decisión debería de ser la más fácil, si acaso les queda un poco de patriotismo y dignidad para con su país y su familia.