La revolución de octubre de 1944 fue un movimiento cívico-militar que derrocó al dictador Jorge Ubico y a su esbirro Federico Ponce Vaides abriendo un período de transformaciones sociales y políticas en Guatemala. Entre los avances más destacados de la revolución se encuentran los relacionados con la educación, que buscaban ampliar la cobertura escolar, mejorar la calidad de la educación y fomentar la participación de la comunidad educativa.

Algunas de las medidas educativas impulsadas por el primer presidente de la era revolucionaria Juan José Arévalo Bermejo fueron:

  • La autonomía de la Universidad de San Carlos, que entre otros avances le otorgó libertad de cátedra y criterio docente al hecho educativo, la creación de la Facultad de Humanidades bajo el liderazgo del licenciado José Rölz Bennet.
  • La ampliación de cobertura de la educación primaria, especialmente en las zonas rurales e indígenas, mediante la construcción de escuelas, el aumento del presupuesto y la contratación de maestros. La creación de las escuelas Tipo Federación, se abrieron los comedores infantiles y la aprobación de la Ley del Escalafón Magisterial.
  • La ampliación de cobertura de la educación del nivel medio, con la creación de institutos, escuelas normales (INCA y Aqueche entre otros) y centros de artes y oficios. Otro hecho histórico fue la desmilitarización de los Centros Educativos Públicos.
  • La implementación de programas de alfabetización, educación popular y educación para el trabajo, dirigidos a los sectores más marginados y excluidos de la sociedad. La reapertura de la Universidad Popular, la Escuela de Danza, el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela de Artes, una Gran Campaña de Alfabetización a nivel nacional y la creación de la Editorial “José de Pineda Ibarra” para la publicación de libros y textos de cultura general e infantiles.
  • La fundación de la Dirección General de Cultura y Bellas Artes, Instituto de Antropología e Historia (IDAEH) e Instituto Indigenista, la construcción de la Ciudad Olímpica, la Orquesta Sinfónica Nacional, El Ballet Guatemala, El Coro Nacional y el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá.
  • La introducción de reformas curriculares y didácticas, que incorporaron contenidos científicos, humanísticos y democráticos, así como métodos propios de la escuela activa que era una innovación en ese tiempo.

La revolución de octubre de 1944 marcó un hito en la historia de la educación guatemalteca, al plantear una visión progresista, nacionalista y cívica, que contrastaba con el modelo elitista, conservador y autoritario que había prevalecido gracias a los dictadores que tuvo Guatemala en la primera parte del siglo 20. Hoy por hoy no podemos olvidar los logros de la revolución de octubre y se constituyen en nuestro principal referente para realizar una verdadera reforma educativa.

¿Cómo no anhelar una nueva revolución de octubre? Otra revolución que nos llene de esperanza, que nos haga soñar en una nueva Guatemala. Así como la revolución de octubre de 1944 nos sacó del feudalismo y nos trajo al siglo 20, necesitamos una nueva revolución que nos saque de esta cloaca infame que nos detiene en un atavismo perverso donde los arcontes del pacto antidemocrático mantienen su impostura.

Necesitamos una nueva revolución de octubre, para que en Guatemala vuelva la primavera democrática y florezca la educación, para que desaparezcan de las calles los niños y niñas macilentas y se integren a la escuela a forjar su porvenir, para terminar con ese ominoso indicador de desnutrición infantil, para cambiar la historia en cuanto a los resultados de las pruebas de calidad educativa donde Guatemala pelea los últimos lugares, para una nueva etapa en la formación de los maestros y que realmente sean los agentes de cambio que el país necesita, para contar con una educación de calidad que concite la integración, la interculturalidad, la participación activa, la convivencia democrática y el desarrollo sostenible.