No, no hablaré de la famosa película distópica de 1973, protagonizada por Charlton Heston en la que, la humanidad llega a tal degradación que se devora a sí misma. En este caso, cabría alguna relación con los políticos guatemaltecos que, habiendo visto desde los inicios del gobierno actual las actitudes prepotentes y el robo descarado, no previeron que el destino les alcanzara, y devorara todo lo que acumularon durante su festín de cuatro años.

La tecnología de comunicación permite un seguimiento de los movimientos de todos los personajes involucrados en esta trama política sin fin. No hay nada oculto ante los ojos de las agencias internacionales, ni movimientos financieros que no dejen huella. Muchos de los actores que hoy encabezan los más altos poderes del Estado, no son más que seres débiles que venden su honor y dignidad a cambio de bienes materiales; los cuales se les esfuman cuando sus fechorías salen a luz. Después, andan lloriqueando y queriendo pasar como angelitos.

Miguel Martínez, exjefe del desaparecido Centro de Gobierno.

Al inicio de la gestión de Giammattei, se empezó a notar el actuar errático del mandatario. En un afán por saciar a las élites empresariales, compró votos a diestra y siniestra en el Congreso. Las exigencias continuaron incrementándose y también las quejas por la labor deficiente de los funcionarios nombrados a dedo, para pagar favores políticos. Así mismo, una avalancha de despidos en todas las dependencias que favorecieron el tortuguismo y la ineficiencia. La gente de su partido ejerció presión para que les favorecieran con fondos para sus ONG, además de plazas al por mayor. Alimentó al monstruo y éste lo devoró.

Si hubiésemos querido escribir el guion de una película, jamás habríamos imaginado hasta dónde, la infamia de una élite gobernante los llevaría a intentar someter por la fuerza la voluntad popular. Pero, más sorprendente resultará el hecho de que terminen devorándose, traicionándose o apartándose de todo el que resulte embarrado dentro de la cloaca en la que convirtieron la administración pública.

Cabe mencionar que todo el sistema de Guatecompras, Sicoin, Siaf y los enlaces para pagar a los empleados, ha sido desactivado. Las autoridades no han dicho nada al respecto, pero se especula un tremendo fraude a las arcas del Estado. Hay al algo muy raro y pestilente que tiene que ver con ocultar información contable y financiera de los funcionarios que se quedaron con los préstamos del CHN. Los bancos del sistema que manejan las cuentas de los empleados públicos podrían estar especulando con los montos retenidos. En momentos como éstos, es mejor pensar mal que pecar de ingenuo.

Al respecto del destino que les espera a los corruptos, el mismo está a la vuelta de la esquina. Si pensaron que podrían burlar a la justicia cooptando las Cortes, sin duda su ambición les jugó una mala pasada. No hay destino que no se cumpla, ni tiempo que no llegue. Ese destino no es casual, sino causal. Lo causan sus acciones y omisiones. Es producto de una serie de actitudes, palabras e intenciones individuales o colectivas.

Cuando el destino los alcance, no digan que no les importa, se ven ridículos. No se defiendan con comunicados que más los hunden. No usen cabestrillo, ni intenten comprar a jueces y fiscales. Mejor, enfrenten con valentía lo que se buscaron. Colaboren para que sus familiares no sufran su ausencia por tanto tiempo. Reconozcan que le fallaron al pueblo de Guatemala que confió en ustedes como sus representantes.

Lo inminente, lleva esa prisa que produce el miedo. Ese miedo solo se libera con la verdad. Muy bien harían los serviles en destapar la olla de grillos. Se dice que, la cadena siempre se rompe por la parte más débil del eslabón. Cuando el destino los alcance, ojalá no busquen venganza por las consecuencias de su mala cabeza.