La administración pública ya es de por sí  un tema muy complicado y en un país como el nuestro lo es muchísimo más. Estamos hablando de un país que ha abusado de la administración pública y no digamos de las personas que trabajan en ella, porque son aquellas personas que de una u otra manera se dedican al servicio público, personas que han sido colocadas allí y también sustituidas por favores políticos, por compromisos de partido, por plazas fantasma,  por intereses económicos, por gente incapaz, pero con deseos de ganar el dinero fácil y peor aún por personas a las que realmente no les interesa el país y menos administrarlo. Muchos ni saben qué es la Administración Pública.

Se habla miles de veces sobre reformas a la Ley de Servicio Civil sin llegar a nada y es que el tema es complejo porque quienes quieren un Estado grande, quieren que esa ley sea fuerte y quienes quieren un Estado pequeño quieren una Ley de Servicio Civil que limite la función pública, mientras que quienes quisieran que el Estado no ejecute y deje que sea el sector privado el que haga y deshaga, también tienen mucho qué decir, pero los que sí necesitan urgentemente cambiar esa normativa son los verdaderos servidores públicos, los que quieren hacer carrera en este tema. Hoy observamos que quienes tienen que cambiar la ley, que son los diputados y diputadas al Congreso de la República, no lo van a hacer nunca porque son los que más han abusado de la administración pública.

La pregunta del millón

¿Qué hacer cuando uno toma posesión de un nuevo cargo como es el caso de Bernardo Arévalo y su señora vicepresidenta?, ya que de entrada va a encontrar que mucha gente está por contrato 022 o 029 o el número que que sea, que si bien en alguna oportunidad aparecieron como renglones para mejorar la administración pública con toda la buena intención, hoy son la forma más fácil y la más acostumbrada para abusar de la administración pública.

Hay funcionarios públicos que son buenos trabajadores, que saben de la administración pública, que tienen años de estar trabajando en ella y que por falta de espacio en el área de los presupuestados han tenido que trabajar para estos o en estos renglones, lo que muchas veces significa no tener pasivo laboral, ni tener prestaciones ni seguro social.

Aquí el tema es saber qué hacer cuando se llega al gobierno, porque el primero de enero quedan automáticamente cancelados todos estos contratos y los gerentes, directores o administradores de la entidad pública que sea ,corren a renovarles sus contratos a quienes ellos consideran sus amigos antes de que pase algo y cuando se trata de un gobierno nuevo antes de que los despidan y lamentablemente sus amigos son aquellos que entraron por cuello y no por mérito.

De manera que no renovarle sus contratos a los 022 no es la solución, porque estamos seguros que los que debieron haber sido cancelados y a los que no se les debió renovar su contrato ya tienen contrato nuevo entonces resulta que la mayoría de los despedidos no son necesariamente los que se tenían que ir.

Existen los llamados «puestos de confianza»  y todos estos cargos deben estar a disposición de las nuevas autoridades y son los que de inmediato hay que cambiar o dejar o bien corroborar, sin embrago, la cantidad de puestos de confianza es menor a simplemente no renovar los contratos de los que no tienen prestaciones, si ponemos en puestos de confianza a personas del equipo, a personas que ya se conoce su capacidad, su honradez o a personas que ya estuvieron en el Estado e hicieron un buen trabajo, son estos los que deben hacer de inmediato una auditoría financiera pero con mayor razón una auditoría de personal.

Es fácil tener en una institución a una persona que pueda hablarnos de quiénes son que han hecho y cómo llegaron al lugar o la persona que está ocupando el puesto de confianza encargarse de eso antes de tomar otro tipo de decisiones. Si desde un inicio se hace eso, son días los que se detiene la función pública en materia de cambios nuevos, lo demás sigue de oficio. Pero en la Dirección General de Aeronáutica Civil, por ejemplo, no se cambió al mero jefe y a quienes lo rodean , que es la persona de confianza y a los contratos que no tenían prestaciones y servicios sociales no se les renovó el contrato y por no despedir a la persona clave y de confianza, esta le renovó contrato a los que no tenía que renovarles.

Un presidente, vicepresidenta, o un miembro de la junta directiva del Congreso, no tiene que saber de todo y mucho menos saber de personal, pero lo primero que debería de contratar y si no tiene a quién, hay empresas que se dedican a eso, y es un asesor en materia de personas trabajando en administración pública, quien debe de empezar por cambiar a las personas que están en esos cargos de confianza, aunque se tarde un poco y colocar en su lugar a gente honesta, esta persona debe ir despidiendo a todos aquellos que no merecen estar en la administración pública y mejor si el despido va acompañado de una denuncia ante el Ministerio Público (MP) por lo que hicieron o por lo que nunca hicieron.

Gran parte del problema en este país que alimenta la corrupción no es solo lo que hacen si no más bien, lo que nunca hacen. Nadie dijo que iba a ser fácil la tarea, nadie está esperando que sea de la noche a la mañana, mas que los que se aprovechan para sacarle el jugo político o mediático a la lentitud. Pero cualquiera que llegue a administrar una nueva tienda, lo primero que tiene que hacer es evaluar a los 4 o 5 empleados de la tienda antes de despedirlos o de confirmarlos en el puesto, después les va a dar carta de recomendación si son honestos o simplemente los va a despedir si no lo son y hasta los puede meter a la cárcel si los despide por estar robando. O como sucede en mi pueblo que cuando alguien vende una tiendita, otro lo que hace automáticamente es cerrarla y le pone un letrero que dice «Cerrado por inventario, nueva administración» y en 2 días cuenta si está cabal todo lo que le vendieron y vuelve a abrir con las mismas personas con la mitad de ellas o con todas nuevas y vaya si no causa una buena impresión. No pierde la clientela, que pareciera ser que en política es lo que más importa, pero tampoco pierde a buenos trabajadores, ni confirma malos como podría estar pasando durante esta administración.