Existe una gran confusión por la extensa cantidad de información que circula en medios escritos y redes sociales, relacionada con el cantado golpe de Estado que se fragua desde la cúpula del poder.

Se piensa que un “golpe” solo puede ser dado por el Ejército, como era la costumbre. Pero, el Ejército es una institución que depende del Ejecutivo por medio de su ministro de la Defensa. En ese caso, los subalternos se rebelan en contra de sus superiores.

Cuando Serrano intentó desconocer al Congreso en 1993, se dijo que fue un “autogolpe” aunque, en principio, fue un golpe del Organismo Ejecutivo en contra del Organismo Legislativo. El Procurador de los Derechos Humanos y los magistrados del TSE, acuerpados por la CC, salvaron al pueblo de esa ilegalidad. Esto demuestra que, no existe una sola forma de realizar un golpe. Se infiere que, los funcionarios que violen las leyes de orden constitucional cometen delito en contra de la soberanía, la democracia y la república.

📷 Fernando Chuy

El golpe de Estado que se está llevando a cabo en Guatemala es un hilo fino que arranca desde la presidencia y cuenta con el apoyo evidente de la Fiscal, la Junta Directiva del Congreso, jueces y magistrados avalados por la cúpula del Organismo Judicial y magistrados de la Corte de Constitucionalidad. El PDH brilla por su ausencia y el TSE es el último bastión de pie, en defensa de la democracia.

Lo increíble de toda esta maraña de instituciones es que no se inmutan para emitir resoluciones ilegales. Los partidos políticos no parecen darse cuenta del peligro, o tal vez creen ganar algo, de lo contrario, ya se habrían pronunciado. Por su ambición, el pueblo les dará la espalda de aquí en adelante. Si las elecciones se repitieran seguramente saldrían muy mal parados.

Hasta ahora, el sonado golpe estuvo solapado. El Juez Orellana emitió órdenes de detención ilegales en contra del Registrador de Ciudadanos y la Sub Registradora, pero tuvo que dar marcha atrás. La Junta Directiva del Congreso desconoció -antes de tiempo- a la bancada del Movimiento Semilla y tuvo que retroceder. La CC sigue resolviendo amparos de manera ambivalente pero aún no ha cometido delitos, como los que se le podrían imputar a los “cuatro fantásticos” que se creen superiores a la ley.

La pregunta del millón es, ¿a quiénes beneficia un golpe de Estado? La respuesta se encuentra en el saqueo de fondos públicos. Son quienes recibieron comisiones mensuales para aprobar leyes; jueces y magistrados que protegieron a los delincuentes y los dejaron libres para disfrutar de lo robado a cambio de una compensación o intercambio de favores; la fiscal que pactó su reelección a cambio de proteger los intereses del pacto; y que tiene a toda la institución trabajando en su venganza personal en contra de los ex Cicig.

Además, hay otra persona que tiene mucho que perder, dada la vulnerabilidad en que se encuentra, al no contar con antejuicio. Por aparte, la candidata perdedora, sabe que jamás podrá alcanzar la presidencia. No tiene nada que perder, pero sí, mucho odio, como para aliarse a los golpistas e intentar sacar algún rédito de índole económica o, en el mejor de los casos, hacer que se repitan las elecciones para tener chance de perder por cuarta vez, aunque, muy probablemente, no llegaría ni a segunda vuelta.

Está claro que, sin golpe no hay paraíso para el gobernante después del 14 de enero, aunque logre refugiarse por 4 años en el Parlacen. Sin golpe no ha hay paraíso para los diputados que invirtieron millones en sus campañas, dinero que difícilmente van a recuperar, aunque la mayor parte de ese financiamiento provino de las arcas nacionales. Sin golpe no hay paraíso para la fiscal y sus “fiscalitos”, ni para los hijos, sobrinos, ahijados o cuates de algunos jueces o magistrados, y los “Botox”.

Se acabará el paraíso para muchos que rascan lo que pueden de todas las instituciones o bloquean el avance de leyes para eliminar la competencia. Ellos no se mancharán las manos ni su descendencia sufrirá las consecuencias del rompimiento constitucional. Ellos son el combustible del golpe, pues lo avalan. Los lacayos pagarán con cárcel y perderán todo. Los titiriteros sonreirán con sarcasmo, al menos por un tiempo.