Nuestro país perdió una gran oportunidad para lograr el desarrollo. La paz en Guatemala, se ha reducido a una celebración protocolaria sin mayor contenido. Cada 29 de diciembre, se reúne el cuerpo diplomático, comunidad internacional, personalidades e invitados especiales, en el patio del Palacio Nacional de la Cultura para el  “cambio de la rosa”. Qué decir de los Acuerdos de Paz, que fueron sometidos a un proceso de desgaste político por las fuerzas más retardatarias, conservadoras y la derecha fascista. Solo se silenciaron las armas, pero los acuerdos no se cumplieron, porque el gobierno que firmó la paz, entró en contradicción con ellos. La oligarquía y los sectores del poder económico, los consideraron una amenaza a su propia existencia, que desmontaba el sistema con el que construyeron su poder económico y político, y con el que han gobernado el país desde la Colonia. Lo mismo se hizo en 1954, destruyendo las conquistas de la Revolución.

Mientras que los Acuerdos indicaban que era necesario el fortalecimiento del Estado, para que fuera el rector de la economía, del progreso y desarrollo; Arzú implementaba el neoliberalismo. Aplicó las Políticas de Ajuste Estructural, impuestas por el Banco Mundial y el fondo Monetario Internacional (FMI). Estos exigían reducir el tamaño del Estado y sus funciones, para que fueran las “leyes del mercado” quienes determinaran el desarrollo económico. La experiencia determinó que las políticas neoliberales no fueron efectivas en América Latina, y menos en Guatemala, introduciendo al país, en una crisis económica mayúscula. El saldo fue desolador, aumentando los niveles de exclusión, marginación, migración, comercio informal, desnutrición, aumento de la pobreza y extrema pobreza. Poderosos sectores económicos en Guatemala, los más atrasados en cuanto a su pensamiento conservador y fanatismo religioso, así como los últimos tres gobiernos pro-militaristas; compartieron las políticas económicas neoliberales,  contradiciendo el espíritu de los Acuerdos. Fueron destruyendo la institucionalidad de la paz, y el Gobierno de Giammattei, oficialmente las eliminó.

📷 Esbin García

Desde el punto de vista del Derecho internacional, la paz pone fin a la guerra.  Pero la paz, no es sólo ausencia de conflicto armado; comprende también eliminar las causas que dan origen a los conflictos.  La paz no se logra con el mero hecho de firmarla o hacer silenciar las armas. Guatemala no ha alcanzado la paz, porque los Acuerdos no se cumplieron. A pesar de que estos fueron considerados por la comunidad internacional como un modelo de desarrollo. La consolidación de la paz se consigue solo a través de fomentar el desarrollo económico, la justicia, el bienestar social y la protección de los derechos humanos, la buena gestión pública, el poder civil, e impulsar el proceso democrático.

La derecha recalcitrante que siempre ha gobernado el país, consideró que los Acuerdos, fueron una imposición desde el extranjero, como una “intervención en los asuntos internos del país”, argumento que se mantienen vigente, para desacreditar a cualquier opinión de la comunidad internacional. Su principal propósito, no fue consolidar la democracia, sino regresar al Estado autoritario de siempre, deslegitimando los acuerdos y los Derechos Humanos. Estos sectores conservadores, argumentaron y siguen sosteniendo, que esos derechos fueron creados “para defender a los delincuentes” y que “por culpa de esos derechos”, ya no existía “orden ni seguridad en el país”, refiriéndose a la mano libre que siempre tuvieron, para eliminar cualquier oposición al régimen. Los acuerdos le amarraron las manos a los asesinos, que imponían “su” justicia por medio de la violencia  y el terror, organizado desde el propio Estado.

El atraso y subdesarrollo del país, demuestran que se debe cambiar este sistema injusto, deshumanizado y cruel, fortalecido por el neoliberalismo, por otro que busque el bienestar general de todos los sectores sociales,  No se puede hablar de democracia cuando se aplican las tesis del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y el falso nacionalismo fanático como se interpreta la soberanía nacional, la cual se encuentra empeñada en estos organismos financieros de propiedad norteamericana.

📷 Esbin García

En la medida que el Estado tiene más limitaciones y debilidades para cumplir con sus funciones básicas, se crean las condiciones para que el crimen organizado encuentre el terreno fértil, para cooptar la institucionalidad gubernamental y su población, construyendo una gran base de apoyo para la corrupción.  Esto, ante la ausencia de políticas de desarrollo, entonces el crimen llena esos espacios vacíos. El dilema, se debate entre avanzar hacia una democracia auténtica o retroceder a una dictadura.  En este contexto, Guatemala debe trabajar en la búsqueda de cambios fundamentales, eliminando ese sistema conservador; donde los Acuerdos, con sus lógicas actualizaciones y modificaciones, siguen siendo una alternativa real, a pesar que las fuerzas retardatarias ya los enterraron ¿pero, que otro camino les queda a las mayorías para lograr su verdadera emancipación?