El sociólogo Emilio Durkheim en su libro “Educación y Sociología” esboza que la función principal de la escuela no es la transmisión de conocimientos per se, sino la socialización de los individuos (estudiantes), para que adquieran la manera de actuar, pensar, sentir y decir (asertividad), moldeando así su conducta y poder convivir con sus congéneres en sociedad.

Fotografía de Danilo Ramírez

Inequívocamente Emilio Durkheim expresa esa declaración debido a que sostenía que un hecho social era influenciado por la cultura y el contexto social. Los hechos sociales son conductas humanas habituales, no dependientes de la constitución biológica ni psíquica de las personas, sino de la sociedad que integran, que tiene una existencia singular y propia.

Un hecho social es una forma de actuar y sentir que resulta exterior al sujeto y que orienta su conducta. La escuela entonces, se constituye en el espacio vital para moldear a los nuevos ciudadanos en los diferentes roles que asumirán cuando sean sujetos activos en las relaciones de producción de una sociedad determinada.

La educación es el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición de conocimientos, así como habilidades, valores, creencias y hábitos. El proceso educativo se da a través de la investigación, el debate, la narración de cuentos, la discusión, la enseñanza, el ejemplo y la formación en general, de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen.

Es evidente que la definición supra citada está vinculada con lo que Emilio Durkheim precisa como hecho social.

Tomando en cuenta la definición de educación, es importante acotar que únicamente no se da a través de palabras, puesto que en las acciones de cada individuo puede haber algo de ello, así como también en las actitudes y sentimientos. Por lo general el proceso educativo es dirigido por una figura de gran autoridad, como por ejemplo los maestros, los padres, directores, etc.

Durkheim emplea de ordinario el concepto de “Hecho Social” para designar más o menos a todos los fenómenos que se desarrollan en el interior de la sociedad, siempre que presenten, con cierta generalización, algún interés social. He aquí, pues, un orden de hechos que presentan características muy especiales: consisten en modos de actuar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y están dotados de un poder de coacción en virtud del cual se imponen sobre él.

En este contexto, para Durkheim la educación es: – Un proceso de transmisión cultural de una generación a otra, de las generaciones adultas a las generaciones jóvenes; es un proceso social tanto por su origen como por sus funciones. – En el libro Educación y Sociología, (1973) Durkheim define la educación como: “la influencia de las generaciones adultas sobre aquellos aun no preparados para la vida”.

Fotografía de Danilo Ramírez

La educación es un fenómeno social, y como tal se le atribuye desde el surgimiento de la sociología “…un papel decisivo, tanto en la transmisión de la herencia cultural de una sociedad, como en los procesos de poder y de control sociales vigentes en ella” (Brigido, 2006: 37).

La sociedad y la educación forman el carácter de la persona. El buen funcionamiento de una institución educativa depende de aquello que la sociedad quiera conceder y admitir en el momento más importante, según sus ideales y posibilidades de acción.

En esta coyuntura política donde se avizoran cambios en la conducción de la gestión pública es pertinente iniciar a pensar en las transformaciones que es urgente realizar en el sistema educativo nacional, con el gran objetivo de formar ciudadanos asertivos coadyuvando así a la mejora de la sociedad desde la escuela.