Los Tiktokeros lograron cambiar el panorama político en tiempo récord, lo cual indica que la tecnología, apoyada por las granjas de seguidores falsos, tiene la capacidad de manipular la “inteligencia” natural de los guatemaltecos por medio de la Inteligencia Artificial (IA), cuya implementación se está acelerando de manera exponencial en el mundo. Este fenómeno amenaza con dejar fuera a los candidatos menos tecnificados o por decirlo claramente, aquellos candidatos que se quedaron obsoletos, vetustos, oxidados y repetitivos.

Los potenciales votantes viven en el trajín del bus al trabajo y de regreso, por tanto, pasan el tiempo viendo redes, en especial TikTok por su naturaleza espontánea, graciosa o tendenciosa y con un potencial alienador muy digerible para el ciudadano poco informado que busca entre las 23 opciones alguna que se diferencie de las que nos quieren imponer los titiriteros de siempre.

Fotografía de Fernando Chuy

En medio de la vorágine desatada por las encuestas posiblemente manipuladas por obra de las redes o por quienes las encargan, los candidatos que hace pocas semanas firmaron un documento de “no agresión”, del que predije que no honrarían ni la tinta con que se imprimió, ya comenzaron a tirarse los platos. Unos a otros se acusan de intentos de asesinato. Por allí dicen que hasta autoatentados han montado con tal de generar opinión y ganar votos.

En su momento, alabé la actitud del representante del partido VOS, Carlos Bezares, por negarse a firmar el papelito shuco que solo pretendía lavarle la cara a los magistrados y su séquito de funcionarios que figuraron en la foto y tuvieron su almuerzo gratis para celebrar esa pantomima pagada con nuestro dinero.

El papel de la prensa tradicional está siendo ambivalente; una posición normal, por la fragilidad de los fondos que los mantienen a flote en una sociedad que dejó de leer prensa escrita y televisión. El celular es una herramienta más versátil para los que esperan en interminables colas y llegan a casa sin ganas ni tiempo de informarse por esos medios que son obsoletos. Durante años, la televisión abierta impuso presidentes, pero ahora ya no tiene el poder para revertir tendencias en las redes sociales

Presiento que algunos candidatos – por pusilánimes- no están preparados para la lucha sangrienta. Otros, no están preparados para los debates porque no tienen propuestas viables. Cuando les toque debatir con candidatos que tienen mejor preparación para gobernar, serán el hazmerreír y se vendrán a pique. Pero esto solo pasará si los organizadores dan la oportunidad a todos por igual. Es penoso ver que invitan al candidato oficial y lo ponen al lado de los punteros por quedar bien con el gobierno para que siga pautando publicidad con ellos.

La batalla campal se acelera; el pueblo se divierte con el circo; los magistrados se enriquecen contratando a diestra y siniestra; el gobierno sabe que no ganará este pulso así que mejor acelera el saqueo amarrando contratos con sus financistas y endeudando al pueblo por décadas. Los empresarios que le apostaron a varios alfiles se podrían quedar burlados. Queda poco tiempo para reacomodar el proceso en favor de los mismos. El nerviosismo crece, los pulsos se aceleran y este proceso electorero será un espectáculo a veces bochornoso, a veces peligroso.

Fotografía de Fernando Chuy

Decir que las elecciones serán peligrosas significa que habrá verdaderos atentados en contra de la integridad física de actores tales como periodistas, activistas, votantes y candidatos incómodos para sus adversarios o para el crimen organizado. Las traiciones estarán a la orden del día, dentro y fuera de los partidos. En ese escenario, lo mejor es seguir al margen, observar, meditar y decidirse por un voto que sirva de apoyo económico para los partidos emergentes que carecen del financiamiento proveniente de las fuerzas obscuras.

Conforme pasan las semanas, seguiremos informando del acontecer y del resultado generado por encuestas creíbles, para que los lectores tengan un panorama de lo que ocurre delante y detrás del frente, las estrategias que utilizan los comandos de campaña y las artimañas de quienes manipulan al votante apelando a su ignorancia e ingenuidad.