El miércoles 27 de septiembre, se publicó que el Congreso aprobará una amnistía para los crímenes del conflicto armado. El Pleno del Congreso, de manera oportunista porque ya van para afuera, y contando con la mayoría oficialista, los aliados del Pacto de Corruptos, agendó en esta fecha la discusión de una iniciativa que busca otorgar amnistía y anular las condenas por crímenes ocurridos en el marco del Conflicto Armado Interno. Se trata de la iniciativa de ley 6099, que lleva por nombre Ley para el Fortalecimiento de la Paz, y será discutida por el Pleno en su primera lectura.

Desde el punto de vista del Derecho Internacional, el término Paz es un convenio o tratado que pone fin a la guerra. Pero la paz, no es sólo ausencia de conflicto armado; comprende también eliminar las causas que dan origen a los conflictos para lograr el bienestar y el desarrollo de la sociedad. Se puede afirmar que las causas que dieron origen al conflicto armado se encuentran presentes en la sociedad, es más, se han profundizado. De que paz se trata, cuando ellos, los sometieron a un degaste político y los eliminaron. La paz en el país, solo es un acto protocolario, que consiste  en el cambio de la rosa en el palacio nacional, cada diciembre.

📷 Omar Landaverry

La consolidación de la paz se consigue solo a través del fomento del desarrollo económico, la justicia social y la protección de los derechos humanos, la buena gestión pública y el proceso democrático. La paz no se logra con el mero hecho de firmarla o hacer silenciar las armas. A pesar de que en Guatemala se firmó la Paz Firme y Duradera, no se produjeron los cambios esperados por la sociedad. Principalmente, porque los Acuerdos simplemente no se cumplieron, porque el gobierno que los firmó, entró inmediatamente en contradicción con la Agenda de la Paz. Los Acuerdos fueron considerados internacionalmente como un Modelo de Desarrollo y sirvieron de ejemplo en conflictos de Europa y África, así como en Colombia. Estos permitirían al país, superar los problemas estructurales que viene arrastrando desde la formación de la República y la creación de su Estado, sobre todo, fue una oportunidad irrepetible para salir del subdesarrollo.

Los Acuerdos, fueron sometidos a un proceso de desgaste político, porque la oligarquía y los sectores del poder económico, los consideraron una amenaza a su propia existencia, considerando que desmontaban el sistema con el que construyeron su poder económico y político, y con el que gobernaron el país desde la colonia. Para ellos, ¡los acuerdos no podían pasar!

Para ellos los Acuerdos y el Derecho Internacional fueron considerados como una imposición que atentaba contra la Soberanía Nacional y vistos como intromisión en los asuntos internos del país.  No se entendió que Guatemala no está sola dentro de la comunidad internacional y está obligada a respetar el Estado de Derecho, la Justicia, cumplir con los tratados de Integración, acatar las disposiciones de los altos organismos internacionales como la ONU.

La discusión de una ley de amnistía, también se llevó a cabo durante el gobierno pasado. Al no asumir el Ejército su responsabilidad histórica, pretendió, con el apoyo del gobierno del FCN-Nación, borrar sus acciones represivas con una amnistía para liberar a sus integrantes de los Crímenes de Lesa Humanidad, genocidio, ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada y tortura.  Ello en contra de toda lógica legal, porque la institución armada, formando parte de las instituciones del Estado, no puede amnistiarse a sí misma. La Ley de Reconciliación Nacional promulgada por el Congreso en 1996, fue para integrar a los insurgentes a la vida legal, creando condiciones para su desempeño como ciudadanos.

En su momento, la iniciativa en el Congreso, causó un fuerte rechazo nacional e internacional por parte de organizaciones sociales, y de Derechos Humanos, incluyendo de la misma ONU. Las víctimas sobrevivientes en Guatemala, sintieron frustración y marcharon demandando justicia. Ahora, aprobar una amnistía como la que se ha planteado en el Congreso para los crímenes de guerra, significa volver al pasado y volver a las causas que dieron origen al conflicto armado. Significa una polarización permanente, por no decir una violación al Estado de Derecho, incumplimiento de los convenios internacionales firmados por Guatemala, lo cual constituye una violación al Derecho Internacional.

Aprobar una nueva Ley de Amnistía, constituye una burla a las víctimas que tienen que sufrir doblemente por los crímenes, sin ser beneficiados por la justicia, y coloca a Guatemala como un país que regresa a su tenebroso pasado, que para los ojos del mundo sigue celebrando y avalando legalmente las más grandes violaciones a los derechos humanos y los crímenes de guerra. Qué cinismo, venir ahora a pregonar el fortalecimiento de la paz, que ellos destruyeron.