“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Este pensamiento de Nelson Mandela nos impulsa a pensar en una estrategia viable, articulada y participativa para un nuevo comienzo en la educación del país.

La crisis que se experimenta en la educación guatemalteca desde hace décadas, es un problema de Estado y como tal debe ser abordado por los organismos Ejecutivo y Legislativo, por las universidades, los centros de investigación nacional, los maestros organizados, el sector privado organizado, las asociaciones de colegios, la asociación de municipalidades, las iglesias, los partidos políticos, las organizaciones supranacionales de cooperación, etc.

Es urgente una integración de todos los sectores de la sociedad para rescatar al país de no irse por el vertedero. Puedo citar concretamente. Guatemala no cumplió con ninguno de los Objetivos del Milenio, los cuales tenían como fecha límite el año 2015 y de continuar como estamos tampoco cumplirá con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030.

Guatemala adoptó oficialmente los ODS en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas celebrada en septiembre de 2015 con la declaración “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible”. Esta agenda está enfocada en las personas, el planeta y la prosperidad; tiene como propósito combatir la pobreza, la desigualdad y buscar la adaptación ante el cambio climático, hace énfasis en las necesidades de la población más vulnerable de tal manera que “nadie se quede atrás”.

📷 Simone Dalmasso

El objetivo número 4 de los ODS está relacionado a la calidad de la educación y se pretende garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. El objetivo de lograr una educación inclusiva y de calidad para todos se basa en la firme convicción de que la educación es uno de los motores más poderosos y probados para garantizar el desarrollo sostenible. Con este fin, el objetivo busca asegurar que todas las niñas y niños completen su educación en todos los niveles para el 2030. También aspira a proporcionar acceso igualitario a formación técnica asequible y eliminar las disparidades de género e ingresos, además de lograr el acceso universal a educación superior de calidad.

“Un Acuerdo Nacional por la Educación”, no puede esperar más, debido a la precariedad en que se encuentra el sistema educativo nacional. Se debe dar solución a la falta de servicios básicos en las escuelas, a la exigua cobertura escolar, a la endeble formación inicial docente y de docentes en servicio, a la pobre alimentación escolar, a los insuficientes programas de apoyo, a la mal orientada organización de padres de familia, al incomprendido cambio de paradigma pedagógico y a las ausentes competencias básicas para la vida en un mundo globalizado, hoy más que nunca, en esta coyuntura política se tiene la oportunidad de realizar ese anhelado cambio.

Un gran acuerdo nacional por la educación deberá considerar los siguientes aspectos: nuevo modelo de gestión educativa; políticas públicas educativas; acceso a la tecnología de información y comunicación; nivelación de los aprendizajes luego de tres años de no tener presencialidad en las escuelas; actualización curricular (modificación al plan de estudios y minimalismo pedagógico); educación para el trabajo; ampliación de cobertura; Diversificado STEM; idiomas en entorno virtual para todos y todas; Dignificación de la infraestructura escolar; apoyo al desarrollo físico y cognitivo de los niños con una auténtica nutrición; una excelente formación inicial docente y en servicio; todo lo anterior en la consecución de la calidad educativa tomando en consideración que “la educación es la base del desarrollo”.

Un gran acuerdo nacional por la educación, es una de las expectativas más sustantivas que tiene la ciudadanía en el futuro gobierno de Bernardo Arévalo.