En los próximos días, veremos un desmoronamiento de la alianza de partidos que regalaron su apoyo a Giammattei a cambio de migajas de poder. No es de extrañar que algunos busquen tomar distancia de los vencidos, quienes los traicionaron en sus narices al pactar con candidatos de sus partidos el apoyo al candidato oficialista Conde Orellana. Esa fue la razón del desplome que sufrieron en las urnas los candidatos de Cabal, Valor-Unionista, CREO y los otros partidos que fueron comparsa del fraude que habían orquestado.

Hay una gran lección en todo este desbarajuste causado por la sorpresa de los resultados. Los electores somos impredecibles pero estamos en contra de los corruptos y hartos de Giammattei y sus aliados. En consecuencia, varios partidos van a desaparecer. Los que se salvaron por un pelo también caerán si continúan votando por intereses personales.

La alianza oficialista logró meter a un buen número de diputados que suman mayoría en el Congreso. Los 40 ladrones de Vamos, sumados a los reconocidos corruptos de la UNE tendrán que negociar con las mini bancadas para lograr una mayoría aplastante pero, ya superada la agonía de la derrota, algunos dirigentes podrían recapacitar y razonar que la decisión de apoyar al Presidente y su consorte, no fue una buena idea. La ruina y el descrédito es palpable por el rechazo en las urnas. Apelando a la gobernabilidad, algunas bancadas podrían apalancar las propuestas del nuevo gobierno y llevarnos por un rumbo menos catastrófico.

Manifestantes frente al Parque de la Industria, julio 2023

Fotografía de Diego Alvarado

Derivado del momento político, varios candidatos presidenciales han declinado su actitud de protesta para respetar la voluntad del pueblo. Poco a poco, dejarán solo al aprendiz de dictador. Se espera que los magistrados del TSE, a la luz de los resultados y en búsqueda de lavarse un poco la cara por sus múltiples errores, actúen con cautela.

El Movimiento Semilla se enfrenta a un reto complicado que puede atenuar si se pone en sintonía con los grupos afines y hasta con los que han tenido roces por temas de campaña. Es normal que, al calor de la contienda, se tiren los platos. Sin embargo, es de sabios aceptar la derrota y sumarse a un bien común. La madurez política de los dirigentes de las agrupaciones con objetivos o vínculos similares a Semilla es crucial en estos momentos históricos. Las vendettas personales y los resquemores deben superarse en aras de obtener resultados positivos para Guatemala.

Las facciones contrarias harán lo suyo y se aglutinarán alrededor de la candidata que promete dejar hacer y dejar pasar los desmanes del gobierno actual. Saben que la política es el arte de la negociación. Por tanto, se espera una embestida brutal por parte de la alianza de corruptos para evitar cualquier persecución penal por razón de sus actos. La Fiscal General y los de Fundaterror han logrado destruir -en buena parte-, el sistema de justicia. Se vislumbran ataques sistemáticos en contra del Movimiento Semilla y su candidato.

La Corte Suprema de Justicia está en un limbo legal que les hace ruido y les atemoriza. La Corte de Constitucionalidad podría continuar siendo fiel por un tiempo, en tanto se esconden los cadáveres bajo la alfombra pero, “no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”, reza otro refrán que puede aplicarse muy bien a lo que tarde o temprano sucederá con quienes elijan el bando equivocado. La prueba es que el votante les dio la espalda y eligió dos opciones que no terminan de satisfacer y dar tranquilidad a los miembros del “pacto”.

Me arriesgo a sonar pretenciosa cuando afirmo que el péndulo volverá al punto de partida. Tal vez, es utópico esperar que el péndulo se quede en un punto medio para que no sigamos repitiendo la historia sin fin, pero eso dependerá de la madurez política de los partidos y de sus seguidores que también contribuyen de manera positiva o negativa a generar zozobra y alimentar las redes con campañas negras.

Un sentimiento de alivio y satisfacción por el éxito logrado no debe ser motivo para el triunfalismo ni la arrogancia. Es momento de unirnos y evitar que nos gobierne de nuevo la narcocleptocracia.