La oficialización de resultados electorales es un hecho, pero no significa que la batalla por la democracia se haya ganado. El combate será encarnizado, ya lo hemos vaticinado y las semanas serán cardíacas para los equipos de los dos candidatos.

¿Qué hacer o decir? ¿Cuál es la mejor estrategia? ¿Cómo contener el desborde de triunfalismo? Son un atisbo de lo que deberán enfrentar los candidatos y sus seguidores a cada minuto y en una situación, inusualmente caótica. Con una campaña enfrascada en señalamientos de fraude, resquebrajamientos dentro de la “alianza” y una polarización entre religiones, ideologías y grupos de poder, el panorama es causa de angustia e incertidumbre, por una elección entre dos fuerzas socialdemócratas de muy marcadas diferencias.

Fotografía de Esteban Biba

Sandra Torres pasa a segunda vuelta apoyada por los rudos. Aquellos que se aliaron para realizar una preselección. La dejaron participar para ponerla como antivoto. Hoy pudieran estar arrepentidos, pues podrían tener a un aliado del oficialismo en su lugar.

En la lucha libre, los rudos se caracterizan por no seguir las reglas. Pasan por encima de las leyes, como su vicepresidenciable, a quién no debieron inscribir por ser ministro de culto. Los empresarios rudos le dan financiamiento porque intuyen que será fácil negociar con ella y su estructura de alcaldes y diputados, casi siempre dispuestos a colaborar cuando hay dinero de por medio. Algunos, tienen antejuicios pendientes. La misma candidata podría volver a la cárcel cuando pierda su inmunidad, es decir el 20/08. En cambio, a sus cuatro retoños no se les podrá investigar por los próximos cuatro años porque ganaron diputaciones en el Congreso y el PARLACEN.

En la otra esquina, el Movimiento Semilla realizó una hazaña monumental al rebasar a los cinco punteros y colocarse en segunda vuelta. Para sorpresa de los analistas y las empresas encuestadoras, el pueblo se manifestó en contra de la corrupción. El cansancio de los ciudadanos se notó por un alto porcentaje de voto nulo, pero el más beneficiado resulto ser Arévalo, lo que hizo tambalear a los partidos satélites del oficialismo. El equipo de los técnicos tuvo su golpe de suerte.

El juego democrático podría estar en peligro, si los elegidos poseen intenciones ocultas de perpetuarse en el poder. Dadas las características evidentes del candidato y la candidata finalistas, su pasado y sus actuaciones políticas, es riesgoso que en el futuro se pudiera utilizar una aplanadora en el Congreso, para reformar la Constitución y buscar la reelección. La candidata más ruda ha demostrado tenacidad, algunas veces hasta necedad, por llegar al poder y se sabe que ha vivido de la deuda política de su partido. Sus cualidades de manipular y mandar, así como una gran capacidad de control y negociación con las Cortes y el Congreso, es un escenario perfecto para que se instaure una dictadura.

Bernardo Arévalo es un hombre de apariencia sencilla. De hablar pausado y respetuoso. Medita más sus palabras dada su experiencia en la diplomacia. En principio, no parece un candidato con un carisma desbordante, pero es interesante cómo, el mensaje de un movimiento con bases -mayoritariamente- jóvenes y urbanas, derivó en una decisión de última hora que cambió el rumbo de las elecciones. Sin duda, las zancadillas que les pusieron a varios candidatos ante el riesgo de perder el poder y, en consecuencia, dejar de ordeñar la vaca del tesoro nacional, fue un factor determinante de los resultados. Los técnicos, han sumado puntos por respetar los resultados y seguir los proceso correspondientes.

La suerte está echada. Quienes aún claman por un fraude, seguramente votarán nulo. El resto, deberemos escoger entre el continuismo rudo, al estilo de VAMOS, o el cambio hacia una democracia incluyente que, por supuesto, tendrá que negociar con el Congreso para avanzar en los compromisos adquiridos por el país, el combate a la pobreza, la desnutrición, el apoyo a la educación, la salud y el mejoramiento de la infraestructura.

En las redes sociales, la discusión está centrada en temas de género, religión y un miedo enfermizo a las expropiaciones. La estrategia del miedo ha calado en algunos grupos gremiales y élites empresariales. Los que esperan obtener dádivas y los miembros de las iglesias fundamentalistas, son inducidos a votar emocionalmente. Para la segunda vuelta, es aconsejable una campaña que eduque acerca de la manipulación programada en las redes y las aplicaciones celulares. Pronto veremos hacia donde se inclinan los votos, si en favor de los rudos o de los técnicos.