Fotografías de Danilo de Jesús Ramírez

Los maestros ya pusieron el brazo de primero para la vacuna, ahora pongan el pecho por sus alumnos

 

La pandemia sin fin no puede poner un alto al desarrollo de nuestros niños. Ómicron o no, los menores de 12 años no recibirán vacuna, mientras que los maestros ya están totalmente vacunados y con la mejor de todas, al haber extorsionado prioridad en el orden de obtenerlas y en la calidad de las mismas, es hora que muestren su calidad humana, su compasión y sobre todo su compromiso de sacar adelante a la juventud.

 

¿SI NO PARA QUÉ TANTO AUMENTO Y PACTOS DE PREBENDAS?

En el mundo únicamente 13 países suspendieron clases por la pandemia, por supuesto Guatemala es uno de ellos, provocando una brecha generacional, ya a este punto, casi irremontable a menos que se tomen medidas drásticas y pronto, muy pronto.

La primera consecuencia de un sistema educativo fallido la vemos cuando nuestro país ocupa básicamente el último lugar en el desarrollo del cociente intelectual de su población, el famoso IQ.  Con tristeza y vergüenza, donde quiera que uno busque no aparece el cociente intelectual de los guatemaltecos. Desapareció hace más de 4 generaciones en especial en los territorios donde el hambre y la desnutrición asolan, ya que como consecuencia de la falta de nutrientes adecuados a la obligada temprana edad, nuestros niños en un 50%, es decir, 1 de cada 2, no desarrollan su cerebro lo suficiente para enfrentar el mundo actual. Incluso lo vemos en su desarrollo físico, Guatemala es el país del mundo donde menos crecen sus niños, apenas 1 centímetro en medio siglo.

La maestra Elizabeth Valenzuela de 45 años imparte tutorías personalizadas en el cantón Lourdes, zona 17 de la Ciudad del Futuro. Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez

 

¿ENTONCES FRENTE A ESTA REALIDAD, QUE AJUSTE ESTÁ HACIENDO EL SISTEMA EDUCATIVO?

Comparemos cocientes intelectuales, Einstein 160, la media de Japón 106 y de China 104. Guatemala 47. Es decir, calificamos como un niño con impedimento mental. ¿Por qué? Pues a las élites de siempre no les interesan los niños nunca, así desnutridos y descerebrados les sirven de mano de obra barata y son buen producto de exportación para que nos envíen remesas.

 

¡ESTO TIENE QUE CAMBIAR!

Previo a la pandemia, los años de escolaridad llegaban apenas a 6 años y continúa cayendo dramáticamente debido al cierre de las aulas. En contraste en Chile, donde la escolaridad promedio es de 12 años, es decir, graduados de bachilleres, maestros y contadores. Según el Banco Mundial tras los meses de cierre de las escuelas los años de escolaridad llegarán escasamente a 4. Es decir, el guatemalteco promedio apenas sabe leer y escribir, contrastado con el nivel de los demás países, no solo de Latinoamérica sino del mundo, vemos que nuestra juventud realmente está en desventaja frente a un mundo cada vez más tecnológico.

 

¿ALGUIEN CREE EN ESA FARSA DE LA EDUCACIÓN VIRTUAL EN NUESTRO PAÍS, DONDE EL ACCESO A INTERNET ES TAN CARO Y DISTANTE PARA LOS PRECISAMENTE MÁS NECESITADOS?

El retraso en el aprendizaje no es la única variable de preocupación. Las secuelas en la salud mental y en la inteligencia social se hacen evidentes día a día.  El dramático aumento de niñas embarazadas, de suicidios juveniles, de desacoplamiento social cuando los niños no pueden interactuar socialmente, el proceso de olvidar lo aprendido y un largo etc.

Nuestros niños necesitan regresar a clases con urgencia. Deben mejorar su aprendizaje y su bienestar. Para la mayoría, la escuela es un refugio en el que se sienten seguros junto a otros niños, aumentando sus habilidades blandas y de socialización, además de ser el único lugar en el que cuentan con alguna alimentación y salud.

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez

¡HASTA SEGURO DE SALUD SE SUPONE QUE TIENEN!

El miedo a ómicron no es excusa para seguir atrasando la apertura de las escuelas, de todas formas, los científicos en forma casi unánime ya concuerdan que es inevitable la infección, y detrás de esta, la inmunidad del rebaño que no pudieron dar las vacunas, es decir, el fin de la pandemia ya está a la vista por lo que no podemos seguir retrasando el regreso a clases.

El consejo de los médicos en el mundo desarrollado es: “procura estar en la mejor forma posible para tu cita con Ómicron, es inevitable”.

No es fácil cuando se debe escoger el menor de dos males. El punto más importante es que el cálculo debe ser minimizar el daño previsto. Ómicron es, según todos los estudios a la fecha, superable sin problema alguno, especialmente para los jóvenes y niños. Sin embargo, al privarlos de su educación y vida social el daño no es solo para los niños, es para la sociedad en conjunto al crear una generación de analfabetas y huraños incapaces de lograr acuerdos en su vida social teniendo que lidiar con sus compañeros y aprender a llegar a acuerdos.

Fotografía de Danilo de Jesús Ramírez

 

¡QUE NO PASEN A LA HISTORIA COMO OTRA GENERACIÓN PERDIDA!