Como el dinosaurio de Tito Monterroso, los encapuchados siguen ahí, luego de que apenas iniciaran las clases presenciales en el campus central de la Universidad de San Carlos, luego de tres años de pandemia y a un año de la ocupación ilegal y moral por parte de otros encapuchados, las bandas delincuenciales siguen ahí.

📷 Jessica Gramajo

A pesar de o a razón de, ya no sé cómo definirlo, y es que para los poco conocedores de cómo se manejan los entretelones electorales en la Usac, estas bandas que no pueden ser llamadas de otra manera, responden a los intereses de políticos locales, o sea, profesionales que forman parte de la estructura administrativa o bien de los que desean alcanzarla, se nutren de los vicios y trastornos locales, para ser más precisos, estas personas desde hace décadas se involucran en la venta de estupefacientes dentro y fuera del campus, forman parte del distinguido empresariado que gravita en torno a las actividades de la Huelga de Dolores por medio de la venta de licor y otras sustancias, forman parte de los comités y subcomités de huelga, hacen campaña electoral dependiendo quién los contrate y  amenazan a los contrincantes de quienes diligentemente les pagan, ellos mismos son uno de los síntomas más nefastos de la descomposición de la tricentenaria.

Cuando se viralizó el video de la golpiza a los estudiantes y docentes en el interior de la facultad de Derecho, (de no haber habido un video no hubiera habido repulsa) automáticamente los otros encapuchados, “los buenos”, los que sí tienen discurso, aquellos que fueron los responsables de la ocupación del campus por un año entero y que tienen sobre ellos la responsabilidad de la perdida de millones de quetzales y si lo vemos en forma comparativa, es muchísimo más de lo que esos otros delincuentes han ocasionado en pérdidas, estos que sirvieron como caja de resonancia al partido Semilla ahora en el poder, aprovecharon para repetir la narrativa que estos otros delincuentes eran parte de la estructura del defenestrado rector Mazariegos, y la verdad, en parte tienen razón, pero en el sentido más amplio, ¿cómo? Pues bien, estas bandas como dijimos antes han servido a los intereses de políticos universitarios, o sea, han estado disponibles para cualquier postor, exactamente lo mismo por lo que pagaron esos diputados y candidatos cuando la universidad estuvo tomada, ¿o acaso creen que hubo estudiantes tan concientizados que pernoctaron por un año entero por defender la autonomía? Pues no, los encapuchados “buenos” en realidad son peores porque estos son idealizados por el poder de la extrema izquierda dentro de la universidad, la cual persiste más allá de la Huelga y de las adicciones de algunos universitarios.

Tanto los “buenos” como los “malos” encapuchados forman parte del enorme problema del clientelismo y del adoctrinamiento ideológico, esto es lo que está produciendo que cada vez más los jóvenes que pueden acceder a la educación superior opten por un sacrificio mayor y lo hagan en las privadas, a su vez como  sucedió durante los años más fuertes de la ocupación sectaria de la guerrilla, los profesionales de la Usac están perdiendo campos laborales, no solo por la accidentada formación traducida en horas efectivas de formación y, en la práctica están dejando mucho que desear, adicionalmente la oferta formativa se ha quedado anquilosada, no responde con la agilidad a la realidad productiva de la nación, pero lo que no cambia es el flujo de recursos de parte del Estado y son estos los que siguen siendo motivo de disputas entre políticos, es más, es el dinero y el poder lo que llevó a un defenestrado Procurador de los Derechos Humanos, hoy fugado, a intentar ocupar la rectoría con las mismas tácticas destructivas que seguramente usó Mazariegos, excepto que este al final tuvo más prestancia y se logró imponer, el otro por su lado, aliado con los encapuchados buenos, optó por la destrucción nihilista sin sentido ya.

¿Qué esperar? Pues ojalá haya un punto de quiebre finalmente y esos delincuentes (los buenos y los malos) obtengan lo que debieron tener hace muchísimo tiempo, la prisión junto con los intelectuales y financistas de la destrucción.