Estamos viendo en pantalla, la judicialización de la política con el fin de impedir el traspaso de mando a Bernardo Arévalo y Karin Herrera. La confabulación que todos conocemos y estamos viviendo en tiempo real, además de ser un burdo espectáculo que la fiscalía no tiene empacho en liderar, suma actores como los jueces de la impunidad. Aquellos que han dejado libres a los mayores corruptos de los últimos tres gobiernos.

Prestos a seguir con el plan macabro de impedir la transición, los jueces golpistas resolverán de acuerdo a lo pactado. El último invento, es una investigación que no tiene pies ni cabeza. En el supuesto de que logren probar la participación de algún catedrático o estudiante, ese hecho no es vinculante a la victoria del binomio ganador. Pese a ello, nada impedirá que sigan intentando encontrar una cascarita que les ayude a evitar lo inevitable.

Después de ver el actuar de los fiscales en el caso Usac, se constata que tienen órdenes explicitas para actuar de manera ilegal, infundiendo miedo con sus aprehensiones de carácter político, dado que las imputaciones que hace la fiscalía señalan a integrantes de los partidos políticos, MLP, VOS, Winaq y Movimiento Semilla.

¿Qué puede ser más político que una denuncia dedicada a perseguir partidos políticos por pronunciarse en contra del evidente fraude en la elección de rector?

Los niveles de asombro en la ciudadanía rompen cualquier récord. No se puede creer el descaro y la desfachatez con la que los jueces y magistrados se prestan a los circos montados para acallar la libre expresión. Sin fundamento, pero con todo el aparato de justicia de su lado, los esbirros tratarán de imponer su ley, la que se les antoje. De allí que surgen nuevos brotes de descontento que insisten en la renuncia de los más visibles sediciosos.

📷 Edwin Bercián

Al menos tres catedráticos de la tercera edad, que han dejado su vida en las aulas de la tricentenaria, acuden aguerridos a dar la cara por su alma mater y una excandidata sufre las consecuencias de su popularidad juvenil, a manera de castigo por ganarle votos a su partido. Les duele que los sindicados hayan acudido a mostrar su solidaridad con los estudiantes y sugieren que con esa acción ganaron popularidad, la que utilizaron un año más tarde para lanzarse como candidatos de los partidos señalados. Es decir que se cometió un delito a priori, antes de saber si los iban a inscribir y si podrían participar.

El revoltijo es verdaderamente aberrante para cualquier mortal con dos dedos de frente. En qué momento se coludieron estos personajes para cumplir el deseo del principito. Ellas y ellos tienen como fin mantenerse en impunidad. Las relaciones indebidas de unos con otros abarcan hasta a los magistrados recién electos. Por cierto, extraña que no hayan tomado posesión de inmediato y que la vieja Corte utilice hasta el último minuto para instaurar la Ley del Golpe.

El miedo puede hacer retroceder a los afectados. Se trata de encerrarlos para dar una lección a los manifestantes. Sin embargo, existen segmentos de la población que se han mantenido distantes, pero que podrían levantarse en cualquier momento, tal como sucedió en algunos barrios de la capital. No es deseable que esto ocurra, pero los golpistas no parecen comprender o no tienen alternativa más que continuar con el enésimo plan B, dado que se juegan el todo por el todo.

Las audiencias en las que los presos políticos están siendo acusados, seguramente continuarán toda la semana; lapso en que los tendrán ilegal e injustamente presos para deleite de la plebe encendida en odio y deseos de venganza por la humillación que la Cicig les hizo pasar. Dirán que un ojo por ojo es lo justo, pero podríamos terminar todos ciegos. El segmento que apoya un golpe que instaure una dictadura de derecha, está en claro desánimo. Los últimos estertores llegarán a la Corte de Constitucionalidad y, a menos que añoren un polvorín, deberían disolverse como una super nova. Seguimos en vigilia.