Más de treinta años lleva en el exilio el expresidente Jorge Serrano Elías. Desde su destierro dorado, ha financiado a partidos políticos y candidatos fundamentalistas de lo más variado. Durante un tiempo, estuvo financiando a quien hoy es dueño de VEA Canal y a varios netcenteros. Su estrategia para volver al país y, de ser posible, volver a gobernarnos, no se ha concretado, más por la incapacidad de sus delegados políticos que por falta de financiamiento.

📷 Moisés Castillo

Aunque su familia no tiene impedimento para entrar a Guatemala, el temor a ser aprehendido por haber disuelto el Congreso y pretender proclamarse dictador no le permite regresar. Se sabe que algunos empresarios le tienen tirria y no han dejado de poner el dedo en la llaga para que su caso no sea cerrado. Cualquiera diría que, con los millones que se llevó y con todas las propiedades que posee en Panamá, adquiridos a pocos meses de establecerse allá, no debería de importarle la política nacional. El problema es que tiene muchos intereses en nuestro país por medio de familiares y amistades. De allí la insistencia en regresar o la pretensión de hacerse con el poder que perdió por su codicia.

Recordemos un poco de su paso por el gobierno. A pocos días de tomar posesión, ya había cancelado todas sus deudas y pagado a los constructores de centros comerciales como Novicentro. Se mandó a construir una casa en Río Dulce, de un gusto bastante cuestionable. Varios de sus ministros, incluyendo a Álvaro Arzú como su Canciller, le renunciaron, aunque pocos saben que todo el lío que terminó con el “serranazo” se originó por un pleito para quedarse con el negocio y las comisiones de la generación eléctrica, las barcazas de la empresa Enron y otras pequeñeces.

Serrano Elías representa el fanatismo de la ultra derecha y jamás debe volver a gobernarnos otro personaje con ese tipo de ideología fascista. Por otra parte, a Serrano Elías y a su familia, no le ha ido nada mal con los negocios que lograron afianzar gracias a que cuando fue Canciller, trabó amistad con los Endara, los Alemán y los Martinelli. Resultó fácil conseguir concesiones mineras y licencias de explotación o construcción.

Cuando estalló la noticia de la concesión de la Cantera El Coco, los panameños se indignaron, pero no pasó a más dado que escondieron los contratos con empresas a nombre de testaferros. Es posible que las tierras valieran poco, pero le alcanzó para comprar lo que hoy es una lotificación de casas lujosas en las montañas cercanas al Aeropuerto de Tocumen cuya extensión es mayor a las sesenta caballerías. Además de la crianza de caballos para la práctica del polo, dentro de la urbanización funciona el Thomas Jefferson School que dirige la hija del expresidente.

Más sorprendente resulta la construcción de cientos de casas en un residencial perfectamente diseñado para la clase trabajadora. Ciudad Santa Fe y otras lotificaciones aledañas, en la provincia de Pacora fueron desarrolladas por el consorcio de los Serrano Bianchi. En 2017, también había conseguido que el gobierno le adjudicara otra mina para la explotación de balastro. Varios bufetes de abogados famosos se encargaron de gestionar las empresas que dirigen sus hijos.

📷 Moisés Castillo

Lo que expongo es apenas una parte de la fortuna de este personaje. Suficiente para entender su enojo porque con el gobierno de Arévalo, sus posibilidades de regresar y hasta pretender gobernarnos de nuevo, por medio de su exsecretario privado Meme Conde, se desvanecen. En su libro “La guayaba tiene dueño”, deja claro que el pleito es con Dionisio Gutiérrez y el odio visceral no le permite tener paz. Si mi mensaje llega a don Serranazo, me gustaría decirle que mejor no vuelva. Quédese en ese hermoso país. Disfrute de sus millones ganados a costillas de los chapines o de los panameños y muera en paz. Hasta entonces podrá volver, pero jamás será recordado como un gran líder, ni dejará un legado limpio para su familia.