Un corredor de territorio en donde no hay ríos ni lagos, en el que prevalece la aridez y la ausencia de vegetación, que provoca altos niveles de pobreza recorre una vasta área geográfica, posee casi dos mil kilómetros de largo y en algunas partes puede llegar a tener más de 400 kilómetros de ancho. Nace en Chiapas y llega hasta Panamá con algunos espacios de por medio. Afecta casi la totalidad del territorio salvadoreño, al menos un 60% de honduras y en Guatemala los departamentos del occidente y la totalidad de la región oriental, el llamado “corredor seco” es conocido desde 1960 y durante estas décadas ha causado alarma, debido a que en algunos países ha sido el foco de episodios de hambruna, crisis en salud y muchos otros fenómenos sociales relacionados con la miseria.

📷 Simone Dalmasso

Esta región se encuentra profundamente afectada por los cambios climatológicos especialmente los fenómenos del niño y la niña, existen pocas fuentes de agua, se trata de espacios geográficos montañosos que son poco atractivos para la inversión pública o privada. Al menos en Guatemala la región ha sido abandonada por los sucesivos gobiernos, no se ha propiciado ningún tipo de política pública, tampoco se han fomentado programas de cultivo o riego.

Quienes ahí habitan padecen la peor de las pobrezas, no se han construido centros de salud, hospitales, escuelas, tampoco se ha promovido el acceso a empleo. Quienes ahí habitan no cuentan con las condiciones mínimas que le permitan a un ser humano poder sobrevivir, con esto se hace referencia a calles, agua entubada, desagües, letrinas, etc.

Poca inversión afecta a sus habitantes que se encuentran en condiciones de exclusión, marginación y desigualdad, esto ha provocado que la parte del corredor seco guatemalteco se convierta en el área más pobre del continente, en este lugar se enfrentan los mayores peligros, especialmente en aspectos tan importantes como la alimentación, la salud y la educación.

📷 Simone Dalmasso

Algunas fundaciones realizan trabajo social en esos territorios, pero no logran cubrir todas las necesidades, se requiere de programas integrales en los cuales participen empresas, organizaciones de la sociedad civil, comunidad internacional y el Estado, para que de manera transparente y con voluntad se busquen soluciones a largo plazo.

Con el cambio de gobierno a partir del próximo 14 de enero, existe la esperanza de que la desatención, marginación y olvido de décadas cambie, que se implementen programas que garanticen que las personas que ahí habitan puedan tener acceso a los satisfactores básicos que les permitan vivir de manera digna y con oportunidades.