En el año 2021, un grupo de empresarios, asustados por los resultados de las elecciones de 2019, en los que el partido MLP obtuvo más de cuatrocientos mil votos, decidieron que debían cooptar las Cortes, el Congreso, sacar a Jordán Rodas de la PDH y tomar control del TSE con el fin de evitar que en 2023 el pueblo se decantara por una opción contraria a sus intereses.

Su apoyo a Giammattei tenía como fin recuperar con creces el dinero que le dieron a él y a otros candidatos para sus campañas. Esto debía quedar oculto a los ojos de la población, luego del clavo de MCN, la asociación por medio de la cual financiaron a FCN-Nación para que ganara Jimmy Morales y que llevó a la cúpula empresarial a enfrentar un proceso del que salieron pidiendo perdón.

Para poder comprar a magistrados, jueces, fiscales; financiar a medios de comunicación afines, contratar a netcenteros que replicaran hasta el cansancio sus narrativas y comprar influenciadores, planearon crear una “fundación” por medio de la cual podrían manejar fondos y distribuirlos entre los colaboradores.

📷 David Toro

Por su parte, el gobierno desviaba fondos de la corrupción para tener contentos a los diputados que, a cambio de un jugoso estipendio mensual, aprobaban todo lo que les ordenaba el Ejecutivo y algunas leyes para beneficio de ciertos empresarios. La elección de Cortes quedó en suspenso. Eligieron a un títere como PDH, apoyaron el fraude en la USAC, y así, eligieron representantes afines al oficialismo.

Algunos magistrados del TSE cayeron en el juego porque les debían a los diputados su elección. Desde allí se empezó a orquestar un fraude para favorecer a los candidatos que juraban lealtad al oficialismo y a los empresarios del pacto. Los cálculos les salieron mal. El fraude que habían planificado cuidadosamente no tomó en cuenta el hartazgo de los ciudadanos. Se quedaron callados cuando se descubrieron las grandes tranzas del gobernante. No querían mover las aguas para no perder los privilegios que les permitían tener acceso a los negocios y contratos del Estado.

El fraude oficialista falló. Las artimañas para sacar de la contienda a los candidatos incómodos permitieron que se les colara Arévalo y se desató el pandemonio. Llegó el momento de cobrar esa deuda a los magistrados, obligándolos a resolver de acuerdo a sus intereses, pero los magistrados del TSE decidieron cumplir con su mandato y proteger los resultados de la elección. Esta afrenta tiene a los magistrados con la soga al cuello. La consigna es ir por ellos. Cuentan con el apoyo de la CSJ y la CC para lograrlo, utilizando al MP como vehículo para vengarse de los insubordinados.

La Corte Suprema de Justicia, fiel a su compromiso, ha dado trámite a los antejuicios en contra de los magistrados del TSE. El siguiente paso consiste en enjuiciarlos por actos realizados en el ejercicio de sus funciones, acusándolos de orquestar un fraude en contra del fraude.

Fue fácil cambiar la narrativa para engañar a unos pocos empresarios, aterrados por el cuco del “comunismo”, las invasiones o la persecución fiscal. Desempolvaron denuncias que, como todos los casos en el MP, estaban apilados en el suelo, cambiando de fiscal en fiscal. Fue así como armaron el caso en contra del Movimiento Semilla y sus dirigentes.

Era de esperarse que la población reaccionara como lo ha hecho. Las voces que se alzan para condenar los paros sugieren que hay otras formas para protestar. Yo les pregunto, ¿cuáles?

📷 David Toro

Teniendo cooptadas todas las instituciones que imparten justicia, es muy poco lo que pueden hacer los ciudadanos a quienes se les vulneran sus derechos sin que el Procurador de Derechos Humanos mueva un dedo. Acudir al MP es igual a ponerse las esposas, meterse en una cárcel y echarse llave. Hasta la libertad de expresión es delito. En tanto, los terroristas que le dan órdenes a la Fiscalía filtran información clasificada, promueven denuncias espurias y estás son atendidas de inmediato.

Los empresarios que crearon la “fundación” para pagar los favores de los funcionarios, son los mismos que emiten comunicados insulsos para disimular que son los orquestadores del fraude ficticio. Todo porque el fraude que planearon les estalló en la cara. En este punto, cabe un microrrelato: “Traicionó a todos. Después, todos le traicionaron”. Falta esperar para ver quién traiciona a quién el primero.