Hace 500 años, en 1524 ingresó a nuestro país un grupo de hombres fuertemente armados con la más alta tecnología del momento, venían al mando de Pedro de Alvarado, un hombre que se había caracterizado por una actitud sanguinaria en la conquista de Tenochtitlan, en donde había cometido crímenes horrendos.

El grupo que incursionó en nuestro territorio, estaba integrado por pocos españoles, venían acompañados por personas que pertenecían a grupos étnicos mexicanos, al ingresar a Guatemala se les sumaron integrantes de naciones indígenas guatemaltecas, cuyos integrantes vivían bajo el dominio Quiché, por lo que no se puede cuestionar esa colaboración.

Los grupos oprimidos por los Quichés, encontraron con la llegada de estos grupos violentos, la oportunidad de terminar con el dominio al que habían sido sometidos, sin imaginar que se iniciaba uno de los más oscuros periodos, en donde los conquistadores trajeron muerte y un yugo que se prologaría durante siglos.

Los españoles además llevaban violencia, enfermedades y religión, obligando a las naciones indígenas a dejar por un lado sus propias creencias. Además, impusieron un sistema que prevalece hasta la actualidad, en que sus comunidades fueron dejadas al margen de cualquier posibilidad de vida digna.

500 años más tarde, los departamentos en los cuales están localizadas las comunidades indígenas, son aquellos en los que hay poco o ninguna inversión en infraestructura como carreteras, centros de estudio y fuentes de empleo por tan solo citar algunos ejemplos. Además, no existe ni un solo hospital digno, al cual pueda acudir la población sin necesidad de viajar durante decenas de horas en medio de áreas inhóspitas.

📷 Daniele Volpe

En tanto no haya condiciones favorables de vida para la totalidad de guatemaltecos y guatemaltecas, las condiciones de explotación, exclusión e inequidad en todo sentido seguirán vigentes, aunque hayan pasado 5 siglos.

El gobierno de Bernardo Arévalo tiene la oportunidad de establecer las bases, para que haya mayor igualdad y oportunidad para toda la población, debe establecer las bases para mejorar la inversión y el gasto social, del cual se beneficie a las diferentes naciones mayas, xinca y garífuna, así como a todo el campesinado mestizo que habita las diferentes regiones que han sido dejadas al margen de cualquier decisión.

Solamente con el impulso del desarrollo en condiciones de igualdad, será posible que Guatemala salga adelante de este atraso en el que fue dejado por los diferentes gobiernos corruptos que han administrado el país durante los últimos 70 años.