Uno de los retos del nuevo gobierno, consiste en instaurar un régimen democrático. Esa fue la verdadera razón por  la que población le dio un voto de castigo al pacto de corruptos, que pretendía instaurar un nuevo tipo de dictadura.  Durante más de 70 años, Guatemala ha sido gobernada por fuerzas de la derecha conservadora y atrasada, que le han negado a la sociedad, su pleno desarrollo.  El Estado fue construido por estas fuerzas o clases y la mayoría de gobiernos han respondido a esos intereses económicos, a costa de haberle negado el pleno goce de sus derechos a los ciudadanos.

El Estado de Guatemala ha sido casi sin excepción, expresión de sistemas de dominación, sostenidos gracias al poder coercitivo estatal o la fuerza, en beneficio de sectores minoritarios dentro de la sociedad. Las dictaduras militares y gobiernos autoritarios,  su poder coercitivo fue impuesto para poder someter a la población. Se impuso para lograr obediencia, a partir de diversos grados de coacción, que fueron desde las amenazas de sanciones legales, hasta la aplicación de violencia física. La historia es bien conocida, todo aquel que no pensara como las dictaduras, sufrió de muchas vejaciones, aparecieron los escuadrones de la muerte y las fuerzas represivas, que de manera sistemática aplicaron crueles torturas, por demás sádicas y ejecuciones extrajudiciales a los opositores al régimen.

A ello se debe, que a partir de 1954 hayan impuesto sucesivamente regímenes dictatoriales, que para sostenerse gobernando, hayan tenido que recurrir al terror y la represión más sanguinaria contra los guatemaltecos, contando en todo momento con la ayuda, asesoría y dirección de los norteamericanos. El único intento verdaderamente democrático y progresista para lograr instaurar la democracia, fue a través de la Revolución de Octubre de 1944, aplastada por la intervención de los EE. UU.

📷 Ulf Aneer

Considerando esta situación, la principal aspiración ciudadana de carácter nacional, es consolidar un sistema democrático. En las manifestaciones masivas en el país, las demandas al Estado, aspiran a lograr mayor desarrollo y bienestar, mejores condiciones de vida, empleos estables con mejores sueldos, prestaciones, salud, educación, seguridad, etcétera. Eso solo se puede lograr si la respuesta del Estado se traduce en inversión social, y se trabaja en beneficio de las mayorías.  El tránsito desde la salida de un Estado autoritario que culminó con la Firma de la Paz, y que debe llegar a consolidar el sistema democrático, se ha hecho demasiado largo. El principal obstáculo son los grupos económicos, que se han opuesto a cualquier cambio o cualquier reforma, considerándolas amenaza contra su régimen político-económico dominante. Por esa razón aspiran a tener regímenes autoritarios con los cuales puedan mantener sus privilegios.

Por ello, la instauración de una democracia, amenaza los intereses económicos, políticos y militares de las clases económicamente dominantes del país. Una sociedad es democrática cuando no sólo se producen periódicamente elecciones, sino cuando el conjunto de las instituciones del Estado, políticas, económicas, sociales y culturales, se regulan en consonancia con valores y principios encaminados a lograr el bienestar y el desarrollo de la sociedad, dentro de un proyecto nacional de largo aliento.

Un Estado democrático tampoco se improvisa, descansa en la aceptación de la población, de la acción política de autoridades que se erigen como tales, mediante procedimientos consensuados, manteniendo la legitimidad  como fuente de autoridad pública. Procura, precisamente, promover la obediencia  a la dominación de manera voluntaria, mediante la gestión de la percepción de que la estructura de dominación es legítima, y de quienes ejercen el control de la misma lo hacen en interés de todos. La legitimidad es entonces, una expresión del grado de aceptación que la sociedad tiene del orden político y de quienes lo administran.

Por el contrario, el Estado autoritario, se define precisamente por la medida en que sus autoridades políticas utilizan recursos de fuerza para afirmarse en el poder e imponerse frente a la población que se ha constituido en oposición y que no los acepta. En este caso se impone un desgaste político y de autoridad continuo, que afecta los intereses mismos de la dominación y se enfrenta a problemas de gobernabilidad, y es lo que ha sucedido en los últimos tres gobiernos.

📷 Omar Landaverry

La distinción entre democracia y autoritarismo, implica una clara diferencia, por los recursos o políticas utilizadas por las autoridades estatales. La democratización de una sociedad, por tanto, va mucho más allá del ejercicio electoral. Las elecciones no necesariamente indican la existencia de una democracia, con el cambio de imagen, algunas de las peores dictaduras  iniciaron  con las elecciones. Sin embargo, el primer paso democrático lo dio la población, se esperaría que los planes de trabajo del nuevo gobierno, estén encaminados a la consolidación de la democracia en beneficio de todos, en beneficio de la sociedad.