SIN TAPUJOS

Con las fiestas de Navidad rememoramos el nacimiento del Niño Jesús, no obstante, lo importante de ese acontecimiento, muy poco se habla de la calidad humana, y prevalecen las condiciones materiales convirtiendo todo en una vida de apariencias y sin razón. Los invito a tener momentos de espiritualidad, y reflexión.

He recibido un apunte en relación a la celebración del Nacimiento del Niño Jesús, que me parece muy bonito y oportuno porque se ha ido perdido el verdadero significado de ese gran acontecimiento, por encontrarnos ante una sociedad consumista y hemos dejado por un lado su auténtico sentido.

Cuentan que en la casa de una familia de mucha opulencia se comienzan a reunir con los hijos, nietos e invitados. Todos llegan con grandes regalos y los colocan al pie del enorme árbol navideño que colocaron en la amplia sala de la mansión. Ya reunidos todos, principian a abrirse las botellas de whisky, ron y otras bebidas espirituosas, todos muy alegres se desean felices fiestas de navidad, pero afuera se encuentra una persona observando toda la algarabía, se pregunta ¿qué estarán celebrando? Llegan las doce horas y empiezan los abrazos y entrega de regalos, estallan cohetes, estrellitas, canchinflines y otros juegos pirotécnicos; el señor sigue afuera observando el jolgorio, después el dueño de la casa cuando terminan de entregarse los obsequios, invita a pasar al lujoso comedor con grandes viandas de comida y en el centro de la mesa hay un enorme pavo y otros manjares más.

Empiezan a abrir las botellas de champagne y vinos; el anfitrión brinda por el Nacimiento de Jesús y les desea a todos muy felices pascuas. El señor que está afuera sigue observando y se pone muy triste y a pensar.

De repente alguien sale de la casa y encuentra a este señor y le pregunta: ¿por qué se encuentra triste? y le contesta, porque están celebrando mi cumpleaños y no he sido invitado a celebrar tal acontecimiento, en todas partes del mundo lo están celebrando con mucho despilfarro de dinero, licores, comidas y regalos, cuando mi vida transcurrió en total humildad y sin desperdicio de nada.

En realidad, así es la verdadera celebración en muchos hogares en donde existe competencia de quién da mejores regalos, quién brinda los mejores licores, y se ha perdido el verdadero significado del Nacimiento de Jesús. El acabose es que desde el mes de septiembre en muchos comercios se empiezan a vender toda clase de adornos navideños, lo que hace que se pierda el sentido de dicha festividad. Hay que recordar que Jesús no vivió en opulencia, su vida fue de mucha humildad y sencillez, a Él, seguramente no le agrada ese desborde de diversión en su nombre, cuando hay miles de familias que no tienen ni un centavo para comer. Invito a mis estimados lectores a tener momentos de espiritualidad, y reflexión, que recordemos a las 12 horas que lo importante es el Nacimiento del Rey de reyes, que son momentos de oración y reflexión para que nuestra querida Guatemala salga adelante, y no el reparto de regalos, las suculentas cenas y las viandas de toda clase de licores.