En las presentes elecciones, la ola de mentiras contra el Movimiento Semilla, puso en juego, la experiencia de 70 años del Estado, en la aplicación de la Guerra Psicológica (G P) que  fue y es utilizada, junto con las campañas de terror y demostraciones de fuerza, para hacer creer a la sociedad cualquier mentira que se oponga a los cambios que la población requiere. Estas operaciones psicológicas tienen un blanco: la mente humana, y la primera víctima es la verdad.

La guerra psicológica es utilizada ahora, con el propósito de romper con el apoyo de la población a una posición política de cambio y hacer valer las posiciones de la alianza del pacto de corruptos y sus fuerzas de seguridad.  Con esas acciones, se busca  destruir y minar la voluntad de los electores progresistas, haciendo creer las mentiras que se han utilizado para destruir la imagen del candidato presidencial de Semilla. Son la exploración deliberada de las emociones humanas: miedo, esperanza y aspiraciones, para destruir el apoyo a Bernardo. Los medios juegan un papel importante, por ello, el uso planeado de la propaganda y otras acciones asignadas para influenciar en las emociones, actitudes, opiniones o conducta de grupos de personas. De manera que se apoye la consecución de los objetivos del oficialismo, el oponente electoral y de los dueños del Estado, que temen perder su sistema político.

📷 Esteban Biba

En el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz Guzmán la, GP, jugó un papel preponderante, utilizada por las fuerzas que se apoderaron del control político de un país. Sobre este aspecto se debe recordar que una de las primeras y grandes operaciones psicológicas a nivel de América Latina tuvo lugar en Guatemala en 1954, promovida por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), la cual organizó, financió y dirigió un ejército de mercenarios. La invasión de la “liberación”, provocó que se eliminaran las conquistas de la revolución y destruyó la democracia construida. Fueron canceladas las instituciones que impulsaron las políticas, programas y proyectos que beneficiaron al pueblo. El proceso democrático iniciado el 20 de octubre fue truncado por la intervención de EE. UU, con el apoyo de la oligarquía guatemalteca, que aún conduce el Estado y la derecha fascista.

Los medios masivos operaron como principales actores en esta guerra, tanto los diarios y revistas, como los programas de radio, en Guatemala y Estados Unidos.  Se trataba de una batalla en la que había que convencer a los guatemaltecos que Árbenz era comunista. Los medios internacionales de mayor alcance de la época, como las revistas Time, Life, Newsweek, etcétera, publicaron artículos sobre Guatemala, bombardeando con ideas falsas la conciencia de los habitantes de toda América Latina; creando condiciones para justificar el Golpe de Estado que estaba en progreso contra Árbenz.

Durante el Conflicto Armado Interno, el Ejército de Guatemala, fue asesorado por Estados Unidos, Argentina, Israel, Chile y Taiwán, y se intensificó la GP, como complemento de las campañas de terror impulsadas por los aparatos de seguridad del Estado, desarrollando múltiples operaciones con ese fin. Esta GP, fue difundida a través de los principales medios de comunicación, escritos, radiales y televisivos, los cuales tuvieron una estricta censura y solo se publicaba lo que el Ejército autorizaba, y fue obligatorio publicar las noticias creadas por las fuerzas armadas. La información de los hechos que se debía trasladar por los medios de información hacia la población, fueron manipulados, distorsionados, cambiados y hasta inventados, destacando los éxitos militares y las derrotas insurgentes. Estas mentiras perduran después de finalizado el Conflicto Armado. También la desinformación jugó un papel importante para tales propósitos, no permitiendo que en el exterior del país se conocieran los detalles, creando en torno a los hechos un verdadero “cerco de desinformación”.

La Guerra Psicológica y la desinformación, llegó tan lejos que los analistas durante y después del conflicto armado, han sostenido las mentiras y deformaciones que introdujo el Estado, por medio de su ejército y sus fuerzas de seguridad. Se debe indicar que los especialistas en G. P. aún se encuentran dentro del Estado y sus instituciones de seguridad, trasladando sus bondades a los gobiernos de turno. También se capacitó a conocidos periodistas, como plumas de la derecha fascista, que no dejan de difamar, desacreditar y mentir a la población, sobre las bondades del pacto de corruptos. Y por cualquier señalamiento, recurren al argumento que se obstaculiza la “Libertad de Información”. Sin embargo, se defienden a los narcos y las mafias enquistadas dentro del aparato estatal, y ahora, reproducen la campaña de mentiras con las que se trata de desacreditar a Bernardo.