“Ese Pineda es un loquillo”, dirán algunos por allí. Pero, “no tiene la culpa el loro sino quién le enseña a hablar”. Fue así como el hermanastro de los anteriores gobernantes, que hoy preside el Ejecutivo, aprendió las tretas del engaño y la manipulación. Se ha ganado a pulso la mención de ser otro hijo de padre desconocido y madre muy famosa, para decirlo de forma elegante.

Muchos no salimos de nuestro asombro por la rapidez de los acontecimientos que derivaron en el auge y caída del candidato tiktokero. Apenas tuvimos tiempo de enterarnos que salió de un partido corrupto para pasarse a otro ídem y -en cuestión de días- ya tenía encantada a las masas con un discurso plagado de falsedades, inconsistencias o payasadas que superaron hasta las ridiculeces de Jimmy, como cuando se inyectó en el trasero y estuvo a punto de hacer un “Full Monty” frente a su celular.

Vale la pena preguntarnos, ¿En serio somos país? Porque pareciera que somos un puñado de ignorantes convencidos de que todo lo que vemos en la Matrix es real. Lo peor es que ni siquiera hablamos de gente sin estudios, ¡No!, es gente de un nivel económico superior, teóricamente educados y con acceso a fuentes diversas de información; aun así, convencidos de votar por la vulgaridad, la prepotencia o lo que creyeron podría ser una opción diferente. Sin duda, la manipulación mediática es un arma muy poderosa.

Fotografía de Diego Alvarado

El candidato resultó ser un cándido sujeto que pidió jalón en carro ajeno y lo bajaron cuando quiso agarrar el timón sin permiso del dueño. No es la primera vez que sucede, pero sí, la más sonada de las caídas. No importa cuántos amparos interponga, la orden viene de arriba. Por mucho berrinche que haga, se quedará sin probar ese pastel que todos quisieran manosear llamado presupuesto.

En unos meses, dejaremos atrás las burlas, la risa, los memes, para dar paso a los lamentos, cuando el objetivo oficialista se cumpla y nos metan otro gol. El ganador será el que más convenga al crimen organizado para continuar con sus negocios. En plena manipulación mediática elegiremos al más dócil; ese que ha dejado entrar a los caciques porque convenía a su campaña; el que tiene más narco empresarios como financistas. Solo un milagro o un ataque de madurez ciudadana podría cambiar el destino que nos han trazado. Una esperanza muy lejana, pero no imposible.

En este minuto del partido debemos pensar también en los candidatos que se postulan para alcaldes. Un pequeño porcentaje de votantes del Distrito Metropolitano aún cree que 30 años no son suficientes y planean apostarle a un continuismo logrado a pura propaganda engañosa. Basta escuchar al daltónico alcalde Quiñónez y sus publicistas cuando afirman que el verde de sus pancartas en realidad es un amarillo color sol unionista.

Lo más repugnante es que los magistrados y funcionarios del TSE persisten en insultar nuestra inteligencia con explicaciones ridículas diciendo que todo está en orden, que no hay nada de malo en las asambleas o en la propaganda del oficialismo municipal, en tanto, cancelan candidaturas que podrían poner en riesgo el continuismo.

Nos tienen tan acostumbrados a la manipulación mediática que ya ni objetamos. Tampoco hemos visto al supuesto candidato opositor, Canela, presentando un amparo en contra de sus compinches, ni creo que las Cortes le darían trámite, a menos que les unten la mano o les ordenen hacerlo como quedó en evidencia con otros que sí les hacían estorbo.

En fin, hasta la prensa internacional tiene vela en este entierro al que asistiremos impávidos o traumatizados, según sea nuestro compromiso político para con esta patria vacía de verdaderos líderes dispuestos a rifarse el físico para conseguir los cambios que bien podrían ponernos al frente como nación próspera y democrática.