Mucha tinta ha corrido desde que comenzó la intentona de golpe. La división que provocó entre las familias y las comunidades dejó heridas que tardarán en sanar. Amigos de toda la vida dejaron de hablarse o hubo familias que optaron por cancelar reuniones familiares. El odio de clase surgió con más fuerza entre los golpistas y los pueblos que unieron sus fuerzas para oponerse a la cantaleta del fraude. La economía se vio afectada, no solo por el paro sino por la incertidumbre política. Hasta los bancos frenaron sus inversiones y créditos por temor a lo que vendrá luego del traspaso del poder.

Entre los golpistas ya se reconoce el error de encumbrar al presidente electo. Con un poco de inteligencia emocional se hubiera evitado el desgaste para el país. Posiblemente, el gobierno de Arévalo hubiera sido un gobierno de transición y pasaría a la historia por hacer cambios moderados en la administración pública, pero el escándalo por las triquiñuelas para impedir la toma de posesión lo han colocado como uno de los personajes más apreciados por la comunidad internacional.

Los actores que provocaron la tormenta se llevan la peor parte. La mayoría perdieron su visa y con ellos se llevaron de encuentro a empresarios que financiaron la intentona. A ellos se sumaron los fiscales, jueces y magistrados que avalaron la persecución política de los defensores de la democracia. Toca reconstruir el tejido social, reparar los daños y sanar las heridas para seguir construyendo, siempre que los involucrados muestren algo de voluntad y más cerebro.

📷 Omar Landaverry

Las cortes siguen actuando de manera aleatoria en cuanto a sus resoluciones. El presupuesto aprobado a rajatabla quedó en suspenso. La Fiscal General se está quedando sola en su tentativa por frenar la toma de posesión de Bernardo y Karin. En los chats golpistas, aún hay quienes azuzan para que continúen los ataques a Semilla y sus integrantes, pero es poco lo que pueden hacer para cambiar el resultado electoral. Hasta los netcenteros han tenido que recurrir a la mentira, los montajes grotescos y el insulto. Perdieron toda credibilidad.

Después de la tormenta, debería de llegar la calma, pero no será tan fácil remontar con un Congreso dividido, compuesto por elementos corruptos que procurarán bloquear leyes de beneficio para la población con el fin de evitar que el nuevo gobierno tenga éxito. De esa cuenta, en cuatro años tendrán pretexto para meter a un oportunista que les sirva de marioneta.

Dicen que no les importa la visa, sin embargo, saben que tienen sus días contados como políticos o, al menos, es lo que esperamos quienes votamos conscientemente en contra de los corruptos. La próxima vez no contarán con recursos del Estado para repartir dádivas entre los más necesitados.

En el Congreso, ya discuten quiénes serán los integrantes de la Junta Directiva en 2024. Hablan de una alianza de partidos afines pero sin un presidente del partido Vamos. En realidad, pocos querrán verse mezclados con los diputados reelectos que vendieron su voto. Eso explica que traten de distanciarse y lograr consensos con diputados de partidos menos comprometidos con la vieja política.

Los guatemaltecos nos alistamos para celebrar las fiestas de fin de año en un ambiente de paz, pese a que todavía hay elementos que no concilian su ideología con la realidad. Debemos de estar atentos porque el mal no descansa. La fiscal general y sus huestes trabajarán horas extra porque sus puestos están en riesgo, luego de inventar casos, realizar allanamientos ilegales y secuestrar cajas de votos. Los actos de sedición están documentados y se hará justicia pronto.

En unos meses, cuando la tormenta amaine, podremos decir que el pueblo unido evitó un golpe a la institucionalidad. De momento, mi único deseo es que dejemos de lado las diferencias y tratemos de conciliar nuestros intereses con los intereses de todos los ciudadanos que habitamos este hermoso territorio.

📷 Omar Landaverry