Tenemos el mejor desempeño de la economía en 40 años, ahora resulta que crecimos más que China ¿en serio?

En realidad, es de comedia barata escuchar a los encargados del gabinete económico recitar cifras creyendo que nadie les va entender y los van alabar por el supuesto logro económico. Cualquiera con 2 dedos de frente puede ver que los datos que se presentan como rendimiento económico tienen más hoyos que un queso Gruyere. De verdad, ¡pónganse serios muchá!

Iniciemos con la inversión extranjera directa, IED, cifra que según los datos oficiales se “triplicó” de lo estimado y lo “lograron” mediante la venta de acciones de la telefónica Tigo al que ya era de todas formas su mayor accionista, Millicom. Ahora resulta que, como “gestión” gubernamental y resultado de las “políticas de inversión”, el fundador de la telefónica tomó en cuenta la posición del gobierno y “decidió” vender sus acciones. ¡Por favor! Esa fue una simple transacción entre particulares que no trajo ni un solo empleo más al país y de todas formas ese dinero seguramente se quedó en el extranjero, en los mercados financieros internacionales. Nada que ver con inversión extranjera directa y menos con gestión gubernamental y aún menos con generación de empleo o riqueza local.

Sigamos con el famoso PIB, que significa producto interno bruto, que no se mide por la producción real de bienes y servicios, sino que se mide por la facturación de dichos bienes y servicios. Es muy diferente producir más quintales de café o azúcar que facturar más por los mismos productos. Y es acá donde vemos el resultado de la inflación de los precios de los productos básicos o “commodities” que nuestro país exporta sin valor agregado.

El precio del café se duplicó, el azúcar subió 40%, el cardamomo 35%, el combustible 50% y el flete de los contenedores 300%. Claro entonces, todo se factura mucho más caro y por lo tanto la suma de la producción total se aumenta. Y en ese aumento de las materias primas nada tuvo que ver las políticas de inversión del gobierno.

Entonces, como el famoso PIB se mide con base en la facturación hay un factor que nada tiene que ver con economía, que es el principal causante del aumento de la facturación. La factura electrónica FEL implementada de forma obligatoria a partir de este año por la SAT. Ya no se puede jugar con los tiempos de la facturación y menos con la modificación de precios. Resultado inmediato aumento en la facturación, lo que automáticamente aumenta el PIB y como corolario aumenta la recaudación tributaria. ¡Y todo esto sin producir un saco de cemento más!

Fotografías de David Toro

El segundo factor parecería que no tiene nada que ver tampoco con las políticas de inversión gubernamentales y es el aumento del consumo de drogas en los EEUU durante la pandemia, al ritmo de 30%. ¿Y que tiene esto que ver con Guatemala?  Desafortunadamente nuestro país se convirtió en el trampolín de dichos ilícitos y al aumentarse el consumo,  indudablemente se aumentó el trasiego, dejando en la ida muchos beneficios los cuales se tradujeron en un aumento del consumo de bienes por quienes salen premiados con dicha actividad y al retorno del dinero, pues el sistema financiero se vio beneficiado con todas las operaciones de lavado, a tal punto que las denuncias ante la IVE se duplicaron además de aumentar el índice de actividad financiera en más de 25%, aumento que al final se ve reflejado en el PIB.

El tercer factor son las remesas. Sí, el sudor y lágrimas de los expulsados por tan “exitoso” modelo económico. Las remesas aumentaron porque la migración aumento y esto debido al fenómeno de la GRAN RENUNCIA, fenómeno social en los países desarrollados que está dejando vacante los puestos más bajos de la cadena productiva, puestos que están siendo llenados por migración irregular que como consecuencia se traduce en mayor envío de remesas. ¿Cuál es la política gubernamental acá? ¿Empeorar las condiciones de trabajo con leyes como la de tiempo parcial para fomentar la migración? Ningún logro que presumir…

Ni que hablar del paquete de leyes “innovadoras” que acaba de pasar el congreso. La famosa ley de leasing solo legalizó un hecho financiero que desde hace 50 años viene sucediendo y da la excusa legal para eludir impuestos y no agrega nada al valor de la economía. No digamos de la ley de empleo a tiempo parcial que nos convertirá, si bien nos va, en otro país de mano de obra aún más esclava siguiendo el modelo de Bangladesh.

Nada que celebrar mientras el famoso creci-miento no se convierta en desarrollo y oportunidades para las mayorías. ¡Más de los mismos para los mismos… no gracias!

Y al final de cuentas ¿Qué se gana con inflar el PIB? Simple, capacidad de endeudamiento. Puesto que la cantidad de préstamos que los organismos internacionales le pueden dar a un país depende de un porcentaje del PIB, a mayor PIB más prestamos…

Así que estemos listos para la explosión de deuda que se viene.