SIN TAPUJOS

Este mes se conmemoró el 79 aniversario de la gran gesta revolucionaria, en que la ciudad de Guatemala clareó enardecida porque una muchedumbre de valientes estudiantes, profesionales, militares, maestros y obreros, en un movimiento cívico-militar, le dieron otra trayectoria al país, en donde todos jóvenes, iniciaban una insurrección contra el gobierno del aprendiz de dictador general Federico Ponce Vaides.

📷 Esteban Biba

Algunos desorientan al decir que fue Ubico el derrocado, pero el tiránico Jorge Ubico Castañeda, presentó su renuncia el 1 de julio de 1944, asumiendo un triunvirato integrado por los generales Eduardo Villagrán Ariza, Federico Ponce Vaides y Buenaventura Pineda. La Asamblea Legislativa, que se encontraba controlada por los partidos ubiquistas, eligió presidente interino a Ponce Vaides, quien arteramente siguió las huellas y vicios del gobierno anterior en lo que respecta a gobernar con mano dura. Según documentos históricos, ante la amenaza de los brotes populares, el gobierno de Ponce Vaides organizó una manifestación de indígenas que con garrote en mano desfilaron por las calles céntricas de la ciudad de Guatemala, “apoyando a su gobierno”. La movilización social que no había sido permitida en los 13 años de la dictadura de Jorge Ubico empezó a manifestarse a partir de junio de 1944, maestros, estudiantes, y trabajadores se lanzaron a las calles para exigir la libertad de organizarse en grupos políticos, de organizarse gremialmente para obtener mejores salarios, tener mejor educación, que se hiciera justicia en los tribunales y no solo de acuerdo al juicio arbitrario del dictador, que hubiese leyes para todos, y que fueran acatadas, entre otras demandas más. La sociedad estaba harta de que todo se hiciese a voluntad de Ubico, de vivir con temor y del estado de marginación y miseria sufrida por la abrumadora mayoría de guatemaltecos.

El 20 de octubre valientes y numerosos obreros, estudiantes universitarios, y maestros recibieron armas de los elementos militares en la Guardia de Honor. Se combatió en las calles con espíritu patriótico y valiente, en donde la juventud henchida de gallardía defendió a Guatemala para no seguir sometida en las garras de la dictadura.

El movimiento revolucionario fue capitaneado por los militares Francisco Javier Arana, Jacobo Árbenz Guzmán y el civil Jorge Toriello Garrido, quienes integraron la Junta Revolucionaria de Gobierno, y que prácticamente abre el proceso democrático hacia un horizonte justo y decidido con el pueblo y la autenticidad nacional.

Al finalizar los movimientos bélicos que se realizaron ese histórico 20 de octubre, Ponce Vaides, con sus más cercanos colaboradores, se asilaron en la embajada de México, quien les ofreció el asilo político y a donde se dirigieron al día siguiente, el 21 de octubre. Hoy, 79 años después de ese gran acontecimiento, nos encontramos también ante un aprendiz de dictador, que se ha valido de la intriga, la compra de voluntades, la cooptación de las instituciones gubernamentales y el apoyo de los partidos comprometidos con el narcotráfico y la corrupción.

79 años después de ese acontecimiento, hoy los 48 cantones de Totonicapán, acompañados de otras organizaciones y de la juventud valiente, decidida y con espíritu patriótico, han salido a las calles a manifestar en forma pacífica reclamando por Guatemala para que haya un clima de seguridad, decencia y libertad, han expresado que lo que están realizando, es como una forma de demostrar y protestar su repudio ante las ilegalidades y violaciones a nuestra Constitución Política cometidas por Giammattei, Porras, Curruchiche y Monterroso, como también Fredy Orellana, los magistrados de las cortes Suprema de Justicia y de Constitucionalidad.

Por fin Guatemala despertó, porque antes de las elecciones reiterábamos decir “Si el pueblo algún día despierta de esa deplorable indiferencia, se dará cuenta que su indolencia ante los problemas del país, se convertirá en tragedia para él y para sus futuras descendencias, pero cuando eso suceda, ¿para qué? El tiempo pasó y los inmorales vende patrias nos vencieron a todos”. Dichosamente, el pueblo renació.

Los guatemaltecos rectos y laboriosos, no nos merecemos que estos funestos funcionarios se apoderen de nuestro dinero que con tanto esfuerzo y sacrificio hemos contribuido a través de los impuestos para que se traduzca en programas de educación, salud, seguridad, como también en obras de infraestructura, y no para que vaya a los bolsillos de los funcionarios putrefactos. Ahora hay esperanzas de que Guatemala todavía se puede rescatar, pero se necesita que su pueblo valiente, recto y decente se arme de valor para sacar a todos los sinvergüenzas que están queriendo quedarse a perpetuidad en el poder, porque temen que al entregar el mando, su destino final será la cárcel en donde deberán permanecer por mucho tiempo por haber saqueado las arcas, y burlarse en nuestras caras con el cinismo que los define.

 

¡NO NOS VAN A CALLAR!

 

 

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