La planilla 3 encabezada por Mario Siekavizza, Fernando Aroche y Francis Peña logró lo que parecía imposible, remontar el derroche y la ostentación de las planillas de siempre, trayendo con ello un viento arremolinado de cambio en el gremio que mayor influencia tiene en la vida política del país, señalando así el camino hacia las elecciones generales donde el descontento es el factor aglutinante y demostrando que un cambio sí  es posible.

Mario Siekavizza

En realidad, tomo a pocos por sorpresa la victoria de este grupo de jóvenes abogados ajenos al vaivén de siempre en el gremio que realmente es el que dicta hacia donde se mueve nuestro país. Recordemos que la totalidad del Organismo Judicial y todo el andamiaje electoral está sustentado sobre la misma materia prima: los abogados.

Además, nuestra Constitución otorga un rol predominante a dicho gremio al ser parte de las Comisiones de Postulación a diversos cargos, así como el influir en la mayoría de decisiones gubernamentales.

Es por eso la importancia de refinar y destilar la materia prima, cual ron de primera categoría debería ser la crema y nata de nuestra sociedad, sentando el ejemplo de lo que significan los valores y la ética profesional.

Es acá la oportunidad de los recién electos. Empezar por las facultades de derecho de las universidades del país. Es imperativo que quienes logren el título de Abogado y Notario, adquiriendo la FE Publica entiendan la magnitud de la responsabilidad sobre sus hombros y efectivamente profesar la religión del derecho, haciendo caso omiso de la “selectiva” justicia. El derecho tal y como lo dicta la doctrina, cual médicos haciendo el juramento Hipocrático los abogados deberían jurar efectivamente su apego irrestricto al derecho y el orden constitucional sin dejarse ser manipulados a convertirse en cómplices silenciosos de la debacle nacional.

Ánimo ganadores de la elección, ahora sobre sus hombros esta la responsabilidad de limpiarle la cara al título de Abogado y Notario. Es urgente una depuración de todo el sistema que poco a poco y empujado por intereses oscuros ha llevado a la profesión del abogado a ser despreciada y envilecida.

¡Ahora es cuando!

Empecemos por los estudiantes, convencerlos que el titulo no es solo un pasaporte al dinero o al poder. Debemos evitar esa vergüenza de abogadas desnudas haciendo campaña política con tal de lograr una di-puta-ción…

Sigamos con los catedráticos. Cursos de superación personal y control del ejercicio profesional a través del tribunal de honor, un tribunal concebido para efectivamente dirigir la ética profesional, el que sin embargo se ha convertido en un sello de garantía de impunidad. Importantísimo aspecto de la vida profesional, la ética y los valores, debiendo olvidar la ganancia personal y pensar siempre como agremiado y en la significancia del título y la responsabilidad de su ejercicio, después de todo, absolutamente todos los jueces son primero estudiantes de derecho y luego abogados.

¿De qué justicia estamos hablando sin abogados comprometidos?

¿Y cómo se logró esa victoria? Simplemente la mayoría de abogados están cansados de ser equiparados a mafiosos legales, sicarios del derecho y demás peyorativos. El descontento generalizado del gremio se mostró en estas elecciones dando la oportunidad a abogados con record limpio a que nos den catedra.

Es hora que el Colegio de Abogados recupere el nombre de ILUSTRE.

¡No vayan a desperdiciar la oportunidad!