Terribles casos de invasiones a hogares guatemaltecos donde se asesina y viola todo por lograr un objetivo electoral.
Los candidatos que nos quieren vender que “van imponer el orden” están recurriendo a la vieja maña de los años 70 de sembrar el terror para que la población “exija” mano dura. Quienes peinamos canas nos recordamos de la campaña de Arana, apodado el chacal, donde ofrecía exactamente eso: “imponer el orden…”
Veamos en lo que desembocó ese régimen…

Fotografía de Rodrigo Abd
Dicha estrategia continuo con las subsiguientes campañas de la era militar donde las supuestas elecciones “libres” nos recetarían, como fórmula mágica, un militar de mano dura. Y este fue el principio fundamental de la campaña del también militar, pero retirado, Otto Pérez, que basó su campaña en la famosa “mano dura”.
Los resultados están a la vista…
Por desgracia los candidatos y los benefactores de dichos candidatos están fomentando una campaña donde se pretende copiar, ya de que original no tienen nada, los preceptos de Bukele en El Salvador. DIOS no quiera que alguno de sus hijos sea confundido y termine en la cárcel para siempre, sin juicio y sin pruebas más allá de la suposición que es un maloso por estar tatuado.
NO, no es así como se solucionan las cosas.
Comandos con entrenamiento militar, con gorras pasamontaña, radio comunicaciones y armamento de grueso calibre osan enfrentar a los propietarios armados por más de media hora con la garantía de que las autoridades no acudirán en auxilio del ciudadano. Tuvo que ser afectado un “poderoso” empresario quien sufrió una vejación que no se le desea ni a su peor enemigo y súbitamente el MP acude, la Policía Nacional Civil (PNC) desplegó más de 300 efectivos y las mesas interinstitucionales se forman, capturas relámpago y se supone que nosotros contentos y agradecidos.
Imagínense, si le pudo suceder a un personaje como el empresario: ¿Qué no le puede suceder a un guatemalteco de a pie?
Ten cuidado con lo que deseas, decía mi abuelo, se te puede hacer realidad…
Efectivamente todavía hay un pequeño porcentaje de la población que recuerda y que le transmitió a sus hijos la idea que el gobierno de Ubico fue el más seguro de la historia, que si se perdía una billetera era prontamente devuelta, con todo y dinero adentro. Nadie se cuestiona el cómo y el por qué. El terror policiaco de aquella época era suficiente para que hasta los malos se volvieran buenos, pero: ¿Cuánta gente inocente tuvo que sufrir cárcel y tortura a cambio? No nos dejemos engañar por cantos de sirena, basta de utilizar la violencia como una estrategia electoral.
Desde la cuarentena vimos el resultado del desmantelamiento de la Policía Nacional Civil a manos de Jimmy Morales y su flamante ministro de Gobernación, había que destruir las capacidades de la policía porque puestas al servicio de la famosa CICIG entonces sí “hicieron mucho daño”. Y ese resultado fue que policías cuida narcos, secuestradores exprés y extorsionadores actúan libremente y aun bajo el consentimiento de los altos mandos. Hagan cuentas, en un ambiente sin persecución, aun así, cuántos policías han sido separados del cargo por acusaciones de todo tipo contra la población.
Y ni digamos los ejércitos privados en que se han convertido las policías municipales. Retenes nocturnos donde los mil pesitos valen más que la licencia o el examen de alcoholemia.
Me repito, ten cuidado con lo que deseas, se te puede hacer realidad…
¿Mano dura? Sí. Pero mientras sea para otro…