De acuerdo con un informe del Banco Mundial, en América Latina y en el Caribe viven aproximadamente 85 millones de personas que tienen capacidades diferentes; enfrentar la vida para estos seres humanos puede ser sumamente complicado, debido a que las ciudades, los edificios, la infraestructura en general no es nada amigable, para ellos y ellas la movilidad y posibilidad de desarrollo se encuentra truncada o por lo menos es complicada debido a la ausencia de normas jurídicas que les garanticen sus Derechos.

No existe infraestructura que ayude a quienes enfrentan condiciones diferentes al resto de personas, entre las ausencias están las rampas que permitirían subir a las banquetas o abordar autobuses, tampoco  hay condiciones favorables para que que ingresen a edificios. Entre otras limitaciones que enfrentan está el tener acceso a una educación en igualdad de condiciones con el resto de la población, lo anterior da la impresión que estas personas son invisibles en una sociedad que de por si enfrenta carencias, pero que con ellos han un ensañamiento mayor.

Cada 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Fotografías de Fernando Chuy

Para quienes enfrentan condiciones diferentes es complicado enfrentar una realidad que los invisibiliza, especialmente para la niñez o quienes se encuentran en la tercera edad, siempre van a requerir de alguien de la familia que los apoye, pero si por cualquier razón no tuvieran familia se enfrentarán al abandono por la ausencia de programas especiales que vengan del Estado guatemalteco.

La exclusión se produce en todos los niveles de vida social, por ejemplo el 15% de la niñez entre 6 y 12 años de edad se encuentra fuera de las escuelas y en países como Guatemala donde la deserción es mayor, ese porcentaje alcanza niveles insospechados especialmente si se trata de población indígena en el campo.

En el ámbito laboral la invisibilidad es mayor, pocas empresas contratan a personas que tienen sus capacidades diferentes y cuando se trata de mujeres la marginación es todavía mayor.

La pandemia vino a evidenciar la desigualdad social, la diferencia entre hombres y mujeres, entre personas del campo y las de la ciudad, entre indígenas y ladinos, pero cuando se trata de personas con capacidades diferentes las diferencias son todavía mayores, convirtiéndolas en el segmento de la población menos incluido.

Según indicadores del informe mencionado, uno de cada tres hogares tiene al menos a un familiar que presenta esta característica, su exclusión provoca que el Producto Interno Bruto se estanque y no crezca en un 15%, debido a que las personas con capacidades diferentes no tienen posibilidad de aportar al desarrollo.

Recién se ha celebrado el día internacional de los Derechos Humanos, la navidad está próxima, este es un momento apropiado para que las autoridades tomen consciencia sobre la necesidad de crear políticas públicas y leyes que favorezcan a todos por igual.

«Basquet en silla de ruedas» en el Parque Erick Barrondo. Fotos de Fernando Chuy