La formación educativa de cara a las exigencias laborales del futuro es un tema de gran relevancia e interés para todos los sectores de la sociedad en América Latina debido entre otras razones a la gran desigualdad existente que conlleva pobreza, ignorancia y enfermedad. La educación es el motor del desarrollo humano, social y económico, y por ello debe adaptarse a los cambios y desafíos que plantea el mundo actual. El futuro del trabajo se caracteriza por la transformación digital, la globalización de las comunicaciones, la innovación, la sostenibilidad y la inclusión.

📷 Danilo de Jesús Ramírez
Estos factores implican nuevas competencias, habilidades y conocimientos que los trabajadores deben adquirir y actualizar constantemente. La formación educativa debe responder a estas demandas, ofreciendo una educación de calidad, integral, flexible y personalizada, que prepare a los estudiantes para el aprendizaje permanente. Es por ello que debe existir inversión para crear trabajo digno y como consecuencia de ello consumo y en este aspecto el consumo del conocimiento.
La formación educativa debe fomentar el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración, la comunicación, la armonía ciudadana y el cuidado del medio ambiente. Asimismo, debe promover la equidad, la diversidad, la participación y la cohesión social.
La formación educativa de cara a las exigencias laborales del futuro es una responsabilidad compartida entre el Estado, las instituciones educativas de todos los niveles, modalidades y sectores, las organizaciones sociales, el sector privado, la academia, los partidos políticos y las comunidades educativas.
Todos ellos deben trabajar de forma coordinada y comprometida para garantizar el derecho a la educación y el acceso a oportunidades de desarrollo personal y profesional para todos.
La ciencia y la tecnología son dos campos del conocimiento que tienen una gran importancia en el desarrollo social, económico, ambiental y cultural de las sociedades actuales. Por ello, es fundamental que los estudiantes reciban una formación escolar adecuada en estos ámbitos, que les permita comprender los principios básicos que rigen el funcionamiento del mundo natural y artificial, así como desarrollar las competencias y conocimientos necesarios para participar activamente en la generación, aplicación y evaluación de los avances científicos y tecnológicos.
La formación educativa en ciencia y tecnología requiere de una metodología didáctica que favorezca el aprendizaje significativo y motivador de los estudiantes, basado en el trabajo colaborativo, la indagación, la resolución de problemas y la evaluación formativa. Asimismo, es necesario contar con un currículo que contemple los contenidos esenciales efecto del minimalismo pedagógico de cada disciplina científica y tecnológica, así como las conexiones e interrelaciones entre ellas y con otras áreas del saber. Se debe disponer de recursos materiales e infraestructuras adecuados para facilitar el desarrollo de las actividades prácticas y experimentales que requiere este tipo de enseñanza.
La formación escolar en ciencia y tecnología es una necesidad educativa que responde a las demandas y expectativas de la sociedad actual, así como a los intereses y necesidades de los estudiantes. Su implementación efectiva contribuye a mejorar la calidad de la educación y a preparar a los ciudadanos para afrontar los retos del siglo XXI.
La formación en ciencia y tecnología es un factor clave para el desarrollo económico y social del país. Los avances científicos y tecnológicos generan nuevas oportunidades de empleo, innovación y competitividad. Por ello, es fundamental que el sistema educativo promueva el interés por las disciplinas científicas y tecnológicas. Estas son esenciales para adaptarse a los cambios constantes del mercado laboral y afrontar los desafíos globales del siglo XXI.