PANZA LLENA DE LOMBRICES Y PLATOS VACIOS COMO GRAN ÉXITO DE NUESTRO “CRECIMIENTO ECONOMICO”
La situación social se deteriora a pasos agigantados, pero eso sí, “la economía va por buen camino”.
La tasa de desnutrición crónica en este país es la más alta de Latinoamérica, mayor incluso que la de Haití, y eso que Guatemala es el tercer país exportador más grande del mundo de azúcar, al igual que banano, palma africana, café y cardamomo, testamento irrefutable de la capacidad de nuestras tierras para producir alimentos. Pero no para los guatemaltecos. El resultado de un capitalismo basado en la mano de obra esclava y condiciones sociales de marginamiento y discriminación.
Además, se nos olvida que al hablar de desnutrición la condición básica para evitarla es el acceso al agua potable. Según el censo más reciente, 1 de cada 4 guatemaltecos no tienen agua potable al alcance y 4 de cada 10 no tienen capacidad de drenaje. ¿Cómo consiguen agua y como la desechan? Parece una pregunta poco importante en el país donde hay más teléfonos celulares que inodoros. ¿Y la lucha contra la desnutrición?
Con una población infantil con el 50% de índice de desnutrición el futuro es sombrío. Cuando estos niños crezcan su capacidad física y mental estará dañada de por vida, haciendo imposible otra cosa que proveer mano de obra barata para exportar, y eso sí, “que manden remesas” pues ese es el verdadero logro de nuestro sistema económico, arcaico, feudal y esclavista. Expulsar a su gente.
Seguridad alimentaria y acceso a agua potable. Elemental mi querido Watson, esa es la respuesta para que, dentro de 3 generaciones, sí, lo leyó bien, mi expectativa seria de 3 generaciones para lograr salir de esta crisis. Una madre que fue desnutrida en su niñez simplemente no puede enseñar a alimentarse a sus hijos, quienes a su vez no podrán enseñar a los suyos. Desayunos de tortrix y aguas carbonatadas para llenar la panza, baratos eso sí. Y solo cuando hay.
Desnutrición como cadena perpetua.

Fotografías de Esteban Biba
Así tenemos a la población, sin capacidad física ni mental para ninguna labor más allá de la manual, labor vital para la agroindustria y maquila, los supuestos “motores del desarrollo” de este país y sin capacidades qué ofrecer y con alta tasa de reproducción poblacional, pues el resultado es demasiada oferta de mano de obra barata y por lo tanto hay que aprovecharse bajando los salarios en vez de aumentar, como está sucediendo en la mayoría de economías del mundo y la que sobra, pues que migre, al fin de cuentas lo que importa son las remesas. El modelo agroexportador llevado a su máxima expresión, exportemos materia prima sin valor agregado, incluyendo gente.
Tenemos las cifras de hambre de un país en guerra. Y esto solo va empeorar ya que no hay forma que mejore después de la pandemia que destruyó los medios de vida de la mayoría de gente, que vio deteriorarse su situación sin ningún apoyo ni alivio económico o social por parte de un gobierno indolente e indiferente ante el sufrimiento humano. Si la cifra de pobreza rondaba el 60% antes de la pandemia, solo basta ver el deterioro de la clase media, 110 mil empleos formales dejaron de cotizar al IGSS, es decir, uno de cada 8 empleos formales se perdió. Esta era gente de la clase media, que hoy ya no alcanzan a cubrir sus pagos de vivienda, alimentación, transporte, cuidados médicos o educación. Basta ver la tasa de morosidad de los créditos en el sistema financiero, aunque lo escondan a través de argucias legales vendiendo los créditos en forma nominal a las tan odiadas agencias de cobros.
¿Cómo pudo Perú vencer el mismo flagelo, donde ahora el problema es la obesidad?
Y mientras tanto, la economía de Guatemala “pasa por un buen momento” según nuestras autoridades. Debería ser cierto si los beneficios llegaran a quien trabaja. El café se duplicó de precio, el azúcar subió 75%, el banano 50% y el aceite de palma otro 50%. Es decir, los productores de la columna vertebral agroexportadora literalmente están “hinchados de pisto”, pero los salarios van a la baja y los compensadores sociales inexistentes.
A base de inflación de precios se aumenta el PIB sin producir más. Todo más caro pues se factura más caro y se pagan más impuestos. He aquí el motivo del aumento de la recaudación tributaria. En conclusión, humo y espejitos de nuevo, de verdadero crecimiento económico nada.