Lo sucedido en 1992, literalmente un terremoto político, nos marca el camino hacia una depuración del sistema político y hasta probablemente una reforma constitucional que permita los distritos electorales uninominales.
Las reformas a la ley electoral de 2016 dejaron plasmada una herramienta de reconstrucción democrática y legal que permite a los ciudadanos a expresar su repudio hacia lo que se ha convertido el sistema político nacional, que no representa a nadie sino a los propios intereses de los candidatos. Lejos quedo el sueño constituyente de la representatividad.
La soberanía radica en el pueblo y el poder proviene del pueblo. Máxima de la Republica. Y nada ni nadie obliga al pueblo a ceder esa soberanía ni otorgar el poder a nadie que sea contrario a los intereses del pueblo. Votar nulo es decirles a los candidatos: ¡No confío en ti, no te delego mi soberanía!

Fotografía de Esbin García
Así es amigo lector, la soberanía que el pueblo delega en los candidatos electos y por lo tanto el poder obtenido mediante dicha delegación no es automático. El votante debe delegar la soberanía mediante elecciones. Pero ojo, dichas elecciones deben ser transparente y legítimas, y si no llenan estas condiciones la soberanía no es transferida sino arrebatada, y eso mis amigos no se llama democracia.
Un tribunal electoral que no inspira confianza, que descalifica arbitrariamente a los candidatos que le incomodan no garantiza un conteo imparcial, al contrario, garantiza desconfianza y por lo tanto incertidumbre para el día de las elecciones poniendo en riesgo todo el proceso democrático que ha costado 40 años construir.
Al existir una papeleta electoral donde la suma de los simpatizantes de los candidatos descalificados arbitrariamente sumara más de 1 millón de votos no se puede hablar de una elección justa ni transparente. Si se está permitiendo la participación de personajes con impedimentos constitucionales y legales también es trampa, cargando los dados a favor de ellos.
¡La transferencia de soberanía está en duda y el poder otorgado ilegitimo!
El voto nulo obligaría a repetir las elecciones y ante semejante rechazo todos los candidatos serán inscritos. Y sí, es cierto, la ley no obliga a cambiar a los candidatos, pero sí obliga a realizar nuevas asambleas y no hay político en el mundo que se pueda enfrentar a un rechazo de la mitad más uno de los electores. Con una frase el presidente Kennedy recorto: Se puede ganar con 51 mas no se puede gobernar contra 49.

Fotografía de Esbin García
Aprovechemos la oportunidad que nos brinda el voto nulo ya que seguramente en la revisión obligada por ley después de las elecciones esta opción desaparecerá por lo incomodo que les resulta a los políticos. Debemos ver el voto nulo como una herramienta para reconstruir nuestra democracia en un marco pacífico y legal. El objetivo es recuperar la representatividad de nuestros gobernantes.
Hagamos llegar el mensaje, no habrá próxima oportunidad. El sistema está cerrando filas y es absolutamente seguro que los mañosos a cargo de la legislación eliminarán esta opción para que el pueblo no pueda expresar su descontento.
No ir a votar o peor hacer el esfuerzo y entregar la papeleta en blanco es literalmente otorgarle un cheque en blanco al sistema para que continúe haciendo lo que pueda, aun en contra de los intereses del pueblo. Hay que votar nulo, es decir que la papeleta contenga una clara intención de anular y para eso hay que poner una X gigante, un circulo o si así lo siente el votante una palabrota, pero nunca dejar la papeleta en blanco y menos aún quedarse en casa. Después de todo, la democracia significa el poder y voluntad del pueblo y si no lo manifestamos no hay democracia.