El arranque del proceso electoral ha sido oficializado por el TSE. Desde meses antes, los partidos ya se habían robado la salida. Pese al arrebato de las doñitas por llegar de primero a entregar papelería para su inscripción y de los shows al estilo palenque de otros politiqueros populistas, no están todos los que son, ni son todos los que están.
En una semana, el panorama político tuvo un vuelco y al parecer seguirá dándonos sobresaltos en las semanas que quedan para cerrar la inscripción de candidatos. Varios pretendientes a la silla presidencial se quedaron con los colochos hechos, sea porque el partido encontró un tonto más pistudo, o porque encontró una figura más populista. En casos muy contados, la elección de candidatos ha sido afortunada. Hay binomios que ni los integrantes del partido saben cómo o con qué intereses se negociaron.
Son los intereses, y no otra cosa, lo que mueve todo el ambiente electoral. Ante los plazos tan cortos, hay partidos que no han realizado sus asambleas. Luego, tendrán que llevar la papelería para solicitar su inscripción, pero los plazos corren desbocados. Por unos tres meses seremos bombardeados por la propaganda. Soportaremos estoicos las peroratas de que harán esto o aquello que por supuesto jamás cumplirán. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, pero no se sabe aún quiénes competirán; y no se sabrá hasta el 26 de marzo, cuando finalice la fase de inscripción.
En anteriores procesos electorales, hubo cambios de partido o de candidato. En algunos casos por impedimentos legales o renuncias, pero nunca antes, como ahora, la fiesta cívica se había convertido en una zarabanda o como el juego de la “silla vacía”, en donde hay menos sillas que concursantes quienes tienen que bailar alrededor de las sillas y sentarse en la que le quede más cerca cuando la música se apaga. La persona que se quede sin silla pierde, aunque en otras ocasiones arrebata. Es usual que un concursante se siente encima de otro para disputar el puesto; ¿Alguna coincidencia con nuestro sistema de partidos políticos?
No hablaré de cada partido porque sería largo enumerar los constantes cambios de partido de figuras como Roberto Arzú, Mulet, Malouf, Carlos Pineda, Baldizón y toda su parentela, Zury y así podríamos seguir enumerando la lista de políticos que, en cuestión de meses, se cambiaron de silla, es decir, de partido político. También, hubo traiciones muy grotescas de los dirigentes para con sus partidarios, las cuales minaron la lealtad de los seguidores, debilitando las bases de esos partidos emergentes que están a disposición del mejor postor.
En este instante en que redacto esta columna, los negociantes de puestos se regodean pensando en los millones que recibirán para la campaña. No todo se invertirá en ella, pero generosamente, el TSE les dará dos dólares ($2.00) por cada voto que reciban en las urnas. La ambición de poder y la cantidad de intereses que hay en juego, sobrepasa cualquier llamado a la unidad y la cordura. La fragmentación del voto es un mal presagio, como lo es la polarización ideológica.
El peligro en que se encuentra la democracia se percibe por la cantidad de líderes populistas que se disputarán la presidencia. Los hay radicales de derecha y otros que se dicen centristas, pero sus propuestas los ubican más cerca de mesiánicos dictadores que de verdaderos Estadistas. Esos políticos con tendencias narcisistas representan un grave peligro para el relevo democrático. Son personalidades transgresoras, de naturaleza indomable que fácilmente se convierten en absolutistas.
Haciendo un poco de memoria, no hemos mejorado en nada nuestros índices de pobreza, desnutrición, desarrollo humano ni nada en absoluto. Gobiernos van y vienen, y lejos de prosperar vamos de retroceso, por ejemplo, en temas de saneamiento ambiental. Hace rato que el país está en picada. Cada vez más endeudado, sin obra pública de calidad, sin certeza jurídica ni elecciones confiables.
Hablando de elecciones confiables, ¿Cuáles candidaturas bloquearán los Magistrados por órdenes de arriba? Y no solo los del TSE.