El 22 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Narcolepsia, un trastorno del sueño que afecta a un porcentaje de la población bastante alto, y que provoca alteraciones en la vida de los pacientes y sus familias.

La narcolepsia puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen. Sin embargo, con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, es posible controlar los síntomas y llevar una vida plena.
¿Qué es la narcolepsia?
Se trata de una enfermedad neurológica crónica causada por la carencia de hipocretina, un neuropéptido que altera los mecanismos de control del sueño y la vigilia.
Los síntomas de la enfermedad suelen ser que la persona tiene un nivel muy alto de somnolencia diurna, además de cataplejia, o lo que es lo mismo, pérdida brusca de tono muscular ante las emociones.
También se suelen presentar otros síntomas como dificultad para dormir por las noches, pesadillas, alucinaciones, sonambulismo y trastornos alimentarios.
La narcolepsia puede aparecer a cualquier edad, aunque generalmente, comienza en adolescentes o adultos jóvenes -existiendo un pico de incidencia entre los 15 y los 36 años y, en la mayoría de los casos, se desconoce la causa detrás de esta enfermedad: solo en menos del 5% de los pacientes se ha encontrado algún vínculo familiar o se ha asociado a algún otro tipo de enfermedad.