Los Acuerdos de Paz, fueron destruidos por los mismos sectores económicos y oligárquicos, que se oponen a que en Guatemala se produzca cualquier cambio que elimine sus privilegios. Son los mismos sectores que promovieron el golpe de Estado contra el gobierno de Árbenz en 1954, eliminado el naciente proceso democrático. Encabezaron una ofensiva política para desgastar los Acuerdos, condenándolos como innecesarios, como una agresión a la soberanía nacional y como una intervención extranjera en los asuntos internos del país. La comunidad internacional y los sectores democráticos, los consideraron un modelo de desarrollo para Guatemala, para logar el bienestar de las grandes mayorías.
Desde el punto de vista del Derecho internacional, la Paz es un convenio o tratado que pone fin a la guerra. Pero la Paz, no es sólo ausencia de conflicto armado; comprende también eliminar las causas económicas, políticas, y sociales que dan origen a los conflictos. La paz no se logra con el mero hecho de firmar un documento para poner fin a la guerra o hacer silenciar las armas. Guatemala no ha alcanzado la paz, porque el gobierno que la firmó, simplemente no cumplió con los compromisos que le asignaron los Acuerdos, entrando en contradicción con la Agenda de la Paz. La consolidación de la paz se consigue impulsando el desarrollo económico, la justicia, el bienestar social y la protección de los derechos humanos, la buena gestión pública y el proceso democrático.
Lo novedoso de la firma de la paz en Guatemala, fue el compromiso por cumplir con los Derechos Humanos y el Acuerdo de Paz Firme y Duradera, pero la firma del gobierno, no fue para producir los cambios que proponían los Acuerdos sustantivos, sino por el mero hecho de firmar ante la comunidad internacional y la sociedad guatemalteca, tan solo como un acto protocolario. Álvaro Arzú se vanagloriaba de haber firmado la paz y por lo mismo tuvo reconocimientos internacionales. En ese sentido, y sin los compromisos acordados, quedó libre el camino para regresar a instaurar gobiernos dictatoriales, que garantizaran a la oligarquía manejar la economía a su sabor y antojo, manteniendo su sistema colonial y hambreador, en pleno Siglo XXI. Ello dio paso a continuar con todos los vicios conocidos, como la cooptación del Estado por el crimen organizado, la corrupción, la impunidad, la destrucción del Estado de Derecho, etc. En esas condiciones, la paz nunca se podrá alcanzar, y se mantienen las causas que dieron origen al Conflicto Armado, es más, se han incrementado.
Mientras que los Acuerdos de Paz, planteaban el fortalecimiento del Estado, para que fuera el rector de la economía, del progreso y desarrollo; el gobierno implementaba el Neoliberalismo. Se aplicó los acuerdos del Consenso de Washington y las Políticas de Ajuste Estructural, impuestas por el Banco Mundial, BM, y el fondo Monetario Internacional, FMI. Estos exigían reducir el tamaño del Estado y sus funciones, para que fueran las leyes del mercado quienes determinaran el desarrollo económico.
La práctica determinó que las políticas neoliberales no fueron efectivas en América Latina, y menos en Guatemala, introduciendo al país, en una gran crisis económica. El saldo fue desolador, con aumento de la pobreza y extrema pobreza, lo que hizo sumamente frágil el modelo, que potenció altos grados de ingobernabilidad, y levantó fundadas dudas sobre su sostenibilidad. Reconociendo esa situación, los grandes promotores de las políticas neoliberales, como el FMI, Banco Mundial y BID, entre otros, han repensado sus estrategias, para regresar a plantear el fortalecimiento del Estado, pero el daño ya estaba hecho, y América Latina ha tenido que pagar el costo, empobreciendo su propia sociedad.
Fue ejemplar en el cumplimiento de compromisos de carácter operativo, no se produjeron hechos de violencia política, derivados del conflicto armado, ni los insurgentes cayeron en la delincuencia, por el contrario, son una fuerza productiva importante. Sin embargo, el fortalecimiento del Estado que plantean los Acuerdos de Paz, a través del fortalecimiento institucional, el fortalecimiento del poder civil y la creación de nueva institucionalidad, sufrió el desgaste gubernamental, y el de la ultraderecha fascista. El Gobierno de Giammattei, terminó de eliminar todas las instituciones creadas para impulsar las políticas planteadas en la Agenda de la Paz. Guatemala perdió la oportunidad de su desarrollo económico, salir del atraso estructural y fortalecer su sistema democrático.